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Una célebre anécdota relaciona al tabaco cubano con el bloqueo económico, comercial y financiero que el gobierno de los Estados Unidos ha promovido contra nuestro país durante casi 60 años.
En febrero de 1962, antes de firmar el decreto genocida que ha tratado de rendir por hambre y necesidades al pueblo de la Isla, el presidente norteamericano John F. Kennedy le indicó a su secretario de prensa, la compra de mil puros de su marca favorita.
Solo después de asegurarse de que su subordinado tenía el “encargo” en su poder, el jefe de la Casa Blanca rubricó el documento que hacía ilegal la entrada de productos cubanos a la nación norteamericana.
Desde entonces, los estragos en la economía cubana han sido multimillonarios.
Ninguna esfera de la vida ha escapado de los obstáculos que el bloqueo ocasiona diariamente, limitando considerablemente el desarrollo de Cuba.
El propio presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez lo ha definido como “el sistema de sanciones económicas más abarcador y prolongado que se haya aplicado jamás contra país alguno”, y también, como “el principal obstáculo al desarrollo” de nuestra isla caribeña.
A pesar de comercializarse en más de 150 naciones, con una demanda que no deja de crecer, el tabaco cubano no ha estado exento de los efectos de la política de Washington.
La imposibilidad de acceder directamente al mercado estadounidense y de adquirir insumos y tecnología en un territorio tan cercano geográficamente, limitan considerablemente las posibilidades de la actividad tabacalera.
Así lo considera Virginio Morales Novo, especialista del Grupo Empresarial Tabacuba en Pinar del Río, la provincia sobre la que recae alrededor del 70% de la producción.
Solo en la campaña 2020-2021, asegura que “ello nos ha golpeado marcadamente”.
Por una parte, “ha dificultado la adquisición de partes y piezas para equipos de riego, de curación y para la maquinaria en general.
“También ha impedido la adquisición de motores, tractores, tecnología de riego por goteo o enrolladores para seguir incrementando el empleo de estos, en el proyecto de tabaco Virginia y el tapado”.
El especialista de Tabacuba añade que las medidas enfermizas adoptadas por la administración de Donald Trump, para reforzar el bloqueo, entre las que resalta la persecución de los barcos que trasladan combustible a nuestro país, en busca del colapso de la economía, se han sentido con fuerza en las vegas pinareñas.
“El tabaco necesita un riego cada siete días, pero la falta de petróleo no nos lo ha permitido en algunos lugares.
“En Pinar del Río se encuentran afectadas de una forma u otra por este concepto, unas 15 mil hectáreas convencionales”.
Morales añade que la escasez de combustible también ha limitado el movimiento de tabaco seco en las escogidas, el tiro de madera para las casas de curación y el traslado de otros insumos.
Aun así, señala que la provincia logró cumplir su plan de siembra, que era de 15 800 ha, y sobrecumplirlo en alrededor de 500 más.
“Hemos luchado contra el clima y contra las medidas que nos han impuesto los vecinos del norte, y hemos logrado salir adelante.
“A pesar de las adversidades, habrá tabaco en Pinar del Río para satisfacer las necesidades del país”, asegura.
Para el reconocido especialista, merecedor de la condición de Hombre Habano, tener una revolución socialista a solo 90 millas de sus costas, que no ha podido destruir por ningún medio, se ha convertido en una obsesión para el imperialismo norteamericano.
“Estados Unidos siempre fue un mercado seguro y cercano. Si no existieran las restricciones que ellos han impuesto, el comercio sería rápido y efectivo. Por tanto, el daño económico en el sector tabacalero es significativo.
“Sin embargo, nada ha impedido que el tabaco cubano siga siendo el mejor del mundo, y que a pesar de las presiones, hasta los propios políticos estadounidenses, tal como hiciera Kennedy antes de firmar el bloqueo, se las arreglen para disfrutarlo”.

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