Cuando se pone lo mejor de sí...

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 La entrega y la pasión que ponen Victoria Incerne Caro, Paula Frontela Márquez y María Luisa Paez Valdés en el sector de los Servicios Comunales, hacen que estas féminas atesoren ahora entre sus muchos reconocimientos, el Escudo Pinareño, máxima condecoración que otorga la Asamblea Provincial del Poder Popular a personalidades relevantes de las distintas esferas de la sociedad.
Entrega del Escudo Pinareño

Entrega del Escudo Pinareño por la dirección de la Asamblea Provincial del Poder Popular a Maritza, Paula y Victoria.

Cumplidora y sin pereza. Tan apasionada para hablar, como para trabajar. Desde hace más de 25 años, Paula resulta la trabajadora más destacada del vivero La Gardenia, en Mantua.
 “Mi trabajo en el vivero siempre me ha gustado. A los dos meses de comenzar ahí recibí un reconocimiento y al próximo año ¡ya era vanguardia nacional! ¡Y nadie me ha podido quitar esa condición!
Así con lo vieja que yo soy y no hay nadie que me quite esa cosa que tengo, ¡es que me gusta, me gusta mucho!”
Durante más de dos décadas dedicadas a la producción y comercialización de plantas ornamentales,  Paula ganó no sólo la habilidad necesaria para esta labor, sino también la capacidad de liderazgo en el vivero, donde actualmente labora como administradora.
También del territorio mantuano y de la misma estirpe es Victoria Incerne Caro, quien desde hace más de dos décadas reluce entre las flores que trabaja con sus manos.
Esta florista que labora en la fábrica de coronas de Mantua, también siente mucho amor por su trabajo, ese del que no recibe una gran remuneración monetaria, pero que sí le gratifica.
“Yo tengo mucho orgullo de mi trabajo, aquí llevo veinticinco años y me siento muy bien.  Además, sé que mi labor es para alguien que lo necesita. Yo no sólo hago coronas para fallecidos, también hago montajes y adornos florales para quinces, bodas… Es verdad que mi salario es muy pequeño, pero no pienso en eso porque entonces no trabajaría más en la fábrica. Y ya yo me enamoré de lo que hago y aquí me siento como en mi  casa.”                         
Al preguntarle a Victoria cómo hace para mantener durante tantos años la condición de trabajadora destacada, ella resueltamente contesta:
“El secreto es trabajar, trabajar a cualquier hora y tratar de hacerlo bien, con pasión y con amor.”
Aunque no es mantuana, María Luisa Páez Valdés,- Maritza- como cariñosamente la nombran sus amigos y compañeros, también se caracteriza por el ímpetu y la entereza en el cumplimiento del deber. Este año arriba a los 38 años en el sector, de ellos, más de dos décadas vinculada a la actividad de Necrología en la Dirección Municipal de Servicios Comunales de Pinar del Río.
“Para trabajar en Comunales y ocupar esta responsabilidad tan sensible hay que tener mucho amor y consagración a lo que uno hace. Yo siempre digo en mi casa: me voy pero no sé a qué hora regreso. Ese es mi lema porque en este trabajo uno tiene que estar listo y dispuesto para partir a trabajar a la hora que te llamen. Y yo me siento orgullosa de que me ocupen porque es señal de que confían en mí y siempre que tenga fuerzas lo voy a hacer con mucho amor.”
Maritza tiene 66 años, pero dice sentirse joven, más aún si se trata de trabajar por el mejoramiento de un servicio que se facilita a familiares y amigos que han perdido un ser querido.Féminas de Comunales condecoradas con el Escudo Pinareñlo
María Luisa Páez Valdés, Paula Frontela Márquez y Victoria Incerne Caro.

Por su consagración al trabajo en el sector de los Servicios Comunales, Victoria, Paula y Maritza recibieron el pasado 15 de febrero el Escudo Pinareño, máxima condecoración que otorga el pueblo de Pinar del Río a sus hijos más destacados en las distintas esferas de la sociedad.



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