Apagar después de varios intentos la alarma del despertador, levantar a pequeños y grandes, preparar el desayuno, coger la guagua, dejar a los hijos en sus escuelas, llegar al trabajo, hacer lo planificado en la agenda laboral y más, ir corriendo por los niños o los nietos, visitar a los padres o abuelos para llevarle los medicamentos del tarjetón o dejarles algo para la cena, ir al mercado, hacer la comida, limpiar la casa, interceder con los varones de casa para ver la novela y no el deporte, unas palabras, unos regaños… hasta que por fin nos vence el cansancio. ¿Les ha sucedido esto?
Seguro que este día les resulta muy familiar!!!!. Ser mujer, madre, esposa, hija, amiga y trabajadora es un reto diario, sobre todo, para las féminas que no dejamos en casa a una sirvienta y no tenemos tampoco un hada madrina que con su varita mágica de un solo movimiento resuelve los problemas más increíbles.
Pero el anonimato en ocasiones opaca el empuje y la entrega de mujeres que sirven a la sociedad, ya sea desde una oficina o en el propio surco de la producción de bienes y servicios.
La rutina de lo cotidiano, por ejemplo, nubla la vista del transeúnte, a quien le resulta casi imposible ver que detrás de la fachada de una ciudad limpia están las manos de alguien que muy temprano en la mañana, quizá de madrugada, barrió las aceras y calles de la urbe. Incluso, quienes le pasan por el lado a la barrendera, y ni siquiera le ofrecen un saludo en señal de agradecimiento por barrer las suciedades de todos.
A veces, el dolor por la pérdida del ser querido también opaca la grandeza de espíritu de quienes confeccionaron las coronas o adornos florales para el funeral, de esas trabajadoras que sirven de muchas maneras a los familiares y amigos durante el velatorio y de aquellas que ofrecen sus manos en el momento de dar el último adiós.
Merecidísimo el tributo para todas las féminas cubanas que sirvieron a la Patria en Playa Girón; las que alfabetizaron en las lomas; las que participaron en las zafras azucareras;  las que exhiben sus medallas en competencias deportivas; las que sirven a nuestro pueblo, ya sean  educadoras, doctoras, artistas, ingenieras, obreras, amas de casa…
Pero, no puede faltar el reconocimiento para las féminas del sector de los Servicios Comunales. Gracias a  nuestras barrenderas, sepultureras, floristas, administradoras de viveros, funerarias y cementerios y a las féminas que desde una oficina contribuyen al mejoramiento de los distintos servicios del sector, hoy tenemos una ciudad más placentera, limpia y saludable.