El Proceso de Rendición de Cuenta del delegado a sus electores iniciará el diez de noviembre en Minas de Matahambre y se extenderá hasta el venidero 23 de diciembre, a mi entender, un escenario oportuno para que los electores expongan aquellas insuficiencias que aún perduran en sus circunscripciones y no han sido solucionadas.

Opino que el espíritu de estos encuentros debe ser crítico, escuchar con atención las demandas que los electores realicen y buscar vías de tramitación tangibles que respondan con rapidez a los reclamos de las personas residentes en los diferentes barrios del municipio. Si se quiere pensar como país, habrá que hacerlo desde el diálogo oportuno, franco y revitalizador. Los electores precisan observar transformaciones palpables que edifiquen su existir cotidiano.

Así mismo el informe que presente el delegado ante los demás ciudadanos deberá ser esclarecedor y convincente. Creo que todo lo que queda por hacer, y es más que lo que se ha emprendido, tendrá que asumirse desde el trabajo multifactorial. En algunos casos los recursos para transfigurar las zonas vendrán desde los propios habitantes, pero en otros deberán asumirlo las empresas y entidades competentes, se sabe por experiencia que un solo palo no hace monte.

Pienso que la batalla que tienen los mineros por delante es enorme desde las circunscripciones. Es menester reconstruir los caminos, calles y callejones aledaños a los barrios, pintar la fachada de las viviendas, rehacer los jardines que de un tiempo a esta parte han desaparecido, erradicar todos los salideros o grandes escapes de agua que tanto afectan los terrenos.

También es imprescindible exigir la presencia de alimentos de forma sistemática en plazas y mercados, la creación de microempresas, pequeñas y medianas que ayuden a disminuir las carencias cotidianas, multiplicar los patios y huertos, desterrar las indisciplinas sociales y las ventas ilícitas con precios abusivos. Todo esto y más conforman el gigantesco entramado a derribar para edificar un presente más sostenible en todos los aspectos.

Al mismo tiempo siento que no podemos angustiarnos con tanta carga negativa o insoluble. Sé que muchos planteamientos de rendiciones anteriores siguen volátiles, pero no por eso pueden amilanarse ni perder el optimismo.

Cuba es un país situado en el filo de la prueba constante, entre el bloqueo económico externo y la improductividad interna que no arriba al despertar esperado.

Por eso los convido a seguir en el combate, a no cesar, hasta que los problemas que más atentan la calidad de vida poblacional queden sustituidos por llamativos logros.