Isel, la estampa de una Morena del Caribe

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Aunque le fue esquiva la gloria olímpica, la atacante auxiliar vueltabajera formó parte de los sextetos que entre otros títulos se alzaron con la medalla de oro en los Juegos Panamericanos de La Habana en 1991 y la Copa del Mundo de Osaka, ese propio año.

Isel se desempeña hoy como subdirectora del Instituto de Deportes, Educación Física y Recreación (Inder) en su municipio natal. Hasta allí llegamos esta semana para conocer detalles de su vida deportiva.

Los repetidos triunfos en citas escolares le catapultarían a la preselección del equipo nacional.  Ya en la ESPA comencé a entrenar con Celestino Súarez, “Tinito”, uno de los instructores de mayor experiencia en el voleibol cubano”.

Con apenas 15 años Isel integraría por primera vez el plantel de la Mayor de las Antillas a un evento foráneo. “Fue una competencia en Checoslovaquia, mi familia tuvo que esperar a que regresara para celebrarme los 15, ese fue mi debut internacional”. 

El oro obtenido en la Copa Savaria, en Hungría en 1987, hacía vaticinar la inclusión de la morena pinareña en el representativo que un año más tarde disputaría los Juegos Olímpicos con asiento en Seúl, Corea del Sur. Sin embargo, la decisión de las autoridades de nuestro país de no participar en esa cita múltiple le privaría de la oportunidad.

Durante el próximo ciclo estival la atleta de la más occidental de las provincias sumaría a sus vitrinas los subtítulos del Campeonato Mundial Juvenil de Perú en 1989 y la Copa de Reebok en Alemania ese propio año, así como los metales dorados de los torneos Nederland y Bremen, en 1991. Los juegos Centroamericanos y del Caribe de Ponce en 1993 y el Torneo de Bremen en 1994, serían los últimos eventos al más alto nivel en los que Isel Saavedra participase representando el uniforme de las cuatro letras.

“La vida del deportista es muy dura, hay que saber que tienes que sacrificarte, es o una cosa o la otra y prácticamente en eso se te va tu juventud.  A la interrogante final de si tiene fe en la recuperación del voleibol cubano en el futuro inmediato, responde tácitamente: “Yo espero que sí, porque ya nadie nos respeta en el mundo”.

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