Origen de la casa
La parcela en la que se encuentra la casa data de 1882 y perteneció a Doña Marcela de Rojas, quien la vende en 1879 a Doña María de los Reyes Otaoleo. Fue ella quien mandó construir la primera versión del inmueble, ya en mampostería y tejas, y así aparece en censo urbano de 1880. Esta primera versión de la casa se licitó por la policía urbana según aprobación dada por la comisión que presentó el proyecto el 25 de mayo de 1882.
Al fallecer la dueña, el inmueble pasa a sus hijas por resultas testamentarias, ostentando el título de propiedad Marina Otaoleo. El cuarto dueño del inmueble será Genaro Cabo Álvarez, quien lo compra el 7 de diciembre de 1904; este asturiano a su vez vende ese mismo año la casa a Ramón Blanco y Fuentes, quien la habita a partir del 21 de diciembre.
El sexto dueño fue un hijo de este, desde 1918 hasta 1951 cuando fallece y la deja como herencia a su esposa Ondina Lidia Seco, última dueña antes del Triunfo de la Revolución. Con la Ley de Reforma Urbana la casa pasa a manos de su último arrendatario, pero al abandonar el país esta familia, el inmueble pasa al estado y después sería convertido en el museo.
La casa tuvo otros tres arrendatarios que la habitaron, entre ellos los Guiteras, quienes vivieron en ella entre los años 1914 y 1929.
Estancia de la familia Guiteras Holmes en la casa
La familia Guiteras Holmes, a su llegada a la cuidad de Pinar del Río, se instaló en la casa # 254 de la calle Retiro; al lado vivía Indalecio Sobrado Lazo, gobernador provincial, quien falleció a los pocos días de la llegada de los nuevos vecinos. Después se trasladaron para la casa # 53 de la calle Virtudes (hoy Ceferino Fernández Viña), junto a la bodega La Maravilla que había en dicha esquina. En 1914 se trasladan definitivamente para la casa # 52 de la calle Maceo, esquina Rosario; esta fue la última casa en que vivieron en Pinar del Río, aquí vivieron durante 15 años hasta que se trasladan a La Habana en 1929.
Características arquitectónicas del inmueble
La fachada se corresponde mayormente con el estilo neoclásico. Vanos alargados para la puerta central de cuarterones a dos hojas, ventanas a ambos lados, todas coronadas con luceras de vidrio traslúcidas grabadas y rematadas por una molduras escalonadas. La carpintería interior de puertas como ventanas es de tablero y loseta de vidrio fijo traslúcida grabada.
En la herrería se utilizó acero liso. En los interiores no presenta ningún tipo de ornamentación, no así en los exteriores del frente y lateral, que tienen el mismo diseño. Las columnas son de sección circular con capiteles toscanos. Friso simple, cornisa escalonada y pretil decorado con elementos similares que se entrelaza entre sí.
El techo del portal es de losa por tabla, en una reparación se sustituyeron las viguetas de madera por viguetas de hormigón armado de igual sección que las originales. El interior es de vigas y tablazón a dos aguas con una terminación en tejas criollas.
La planta es en forma de C, característica en las construcciones de la época en Pinar del Río. Patio interior y traspatio con entrada por la calle Rosario. El lateral que da a Rosario se correspondía con el jardín, que fue transformado en un amplio pasillo de cemento con baches para rosales.
El baño y la cocina son los locales menos trasformados de la casa, el primero mantiene todo revestimiento original de azulejo de color blanco y piso de mosaico ornamentado al igual que el resto de la casa. De las piezas sanitarias solamente se conserva la bañadera de peltre; el lavamanos y la taza son contemporáneos. La cocina conserva la meseta con fogón de carbón, la terminación de losa de cerámica roja y la campana de extracción de aire caliente, que constituyen los elementos que más llaman la atención.
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