El cáncer no le ganó la batalla a Isabel

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isa portal

Mi hermana Isabel era alma dispuesta en beneficio de los demás. Nació con ese don de amar con intensidad, no sólo a la familia, sino a todo ser que encontró en este espacio de mundo nombrado Minas de Matahambre.

“Isabel la de la farmacia”, así le decían la mayoría de los mineros, por supuesto, se graduó como técnica en ese ámbito, una labor que desarrolló hasta el último día de su vida.

Cumpliendo misión internacionalista en Venezuela (año 2009), la sorprendió la enfermedad.

Recuerdo que nos contó: “Una mañana me di cuenta que tenía algunas pequeñas manchas de sangre en el ajustador, pero no le hice caso, no era preocupante; pero al pasar de los días las manchas fueron mayores, entonces me dirigí a los médicos, enseguida realizaron un grupo de pruebas, hasta que detectaron que tenía células cancerosas. Partí enseguida hacia Cuba para ser intervenida a través de una operación”.

Isabel fue ingresada en el hospital Hermanos Ameijeiras.

La cirugía practicada constituyó un éxito y el pronóstico de vida muy favorable, no existían ramificaciones perjudiciales hacia otros órganos.

El cáncer estaba muy bien localizado, en una zona superficial de uno de los senos.

Ella no quiso que le suprimieran solo la parte dañada, prefirió una radical “Así me siento más segura”, decía a todos.

Fue muy valiente, aún bajo los efectos de la anestesia logré comunicarme con ella vía telefónica.

Su optimismo me sobrecogió “Dile a todos que estoy bien, pronto voy para las Minas”, pronunció con sencillez.

La recibimos en su casa con una ternura enorme, como la que mereció siempre.

isabel jose juany

La quimioterapia la asumió de igual manera, y antes que el cabello comenzara a caerse prefirió pelarse.

Empezó a usar un turbante, lucía muy bonita, “Mi negra pero que linda estás”, le decía con cariño.

“Mirita”, nuestra otra hermana, le compró varios ajustadores con prótesis de silicona para suplir el seno ausente.

Isa vivió como si nunca hubiera ocurrido nada. Iba a sus consultas médicas cada cierto tiempo y los resultados fueron satisfactorios siempre.

Tenía tanta voluntad y disposición, que accedió a administrar la farmacia pública aún después de jubilada.

Este 31 de diciembre del 2018 su muerte nos sorprendió, a las 6 y 40 de la mañana, me llamaron a casa para decirme que había fallecido como consecuencia de un infarto.

Su esposo la despertó temprano esa mañana para brindarle la taza de café, Isa cayó sobre su pecho después de beber el último sorbo.

Fue una muerte sin sufrimientos, no la vimos padecer de cáncer y eso nos alienta mucho.

Pudo partir de esta tierra en paz, con el recuerdo grato de sus nietos e hijos que la acompañaban, en esos días de navidad.

A veces la busco entre la gente, creo que va a llamarme desde alguna calle.

El cáncer no pudo ganar la batalla.

(Tomado de Radio Minas Digital)

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