No es un asunto concluso, y mucho se ha de andar para que funcione tal como se espera y se sueña, pero hay claridad de sus reglas, principios, procedimientos y aplicaciones con intenciones persuasivas, para influir en los destinatarios y realizar el bien público. Indudablemente, y al amparo de las tecnologías, la comunicación institucional constituye la novedad del momento y oportunidad para emplear un lenguaje diferente en la relación del pueblo con sus gobernantes.