Décimo aniversario de la Casa de la Décima

El décimo aniversario de la Casa de la Décima Celestino García tuvo parte de
su jubileo en el Área de Tradiciones al fondo del legendario restaurante La
Casona en la ciudad pinareña, esta vez con el acompañamiento musical de los
grupos Son de la Loma y Cuyaguateje. Esta locación formó parte de los
espacios culturales de la XXVII Feria del Libro en Pinar del Río.

Otros escenarios se hicieron eco de las celebraciones donde el punto cubano,
patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, atrajo la mirada y la
admiración de los vueltabajeros.
En el portal del teatro Milanés, entre otros temas, los poetas cantaron a la
guayabita del pinar y al tabaco, fuentes evocadoras del lirismo de los
improvisadores como sello de identidad.

En la Biblioteca Provincial Ramón González Coro experimentamos momentos
enaltecedores con el homenaje que ofrecieran las  instituciones culturales y
el Centro Provincial del Libro a la labor de la Casa de la Décima en el
plano humanístico de inclusión social, así como el reservorio oral y escrito
como archivo y promoción del Centro de Documentación Amauta. Mención
especial a la interrelación con similares proyectos en todo el país
(Aladécima, el CIDVI, Callejón de la Ceiba, en las Tunas, Casa Naborí,
Décima la filo, entre otras) y las colaboraciones del Frente de Afirmación
Hispanista de México con la edición de varias antologías en las que han
visto la luz nuestros poetas desde el siglo XIX a la actualidad.

La Biblioteca Ramón González Coro atesora en sus perfiles promocionales de
la lectura muchos de estos textos, así como las revistas Norte y Carta
Lírica, esta última del poeta Francisco Henríquez.

A diez años de su fundación el complejo musical del punto cubano ha tenido
bajo el alero de guano y los demás espacios donde se convocan a los poetas,
verdaderos portadores, un templo espiritual de pasión, amor y entrega como
sentido de pertenencia e identidad, los paradigmas más autóctonos del
patrimonio cultural de la nación.
Rememorando a Martí comprendemos que toda obra grande tiene detrás un
ejército de almas. Motivo suficiente para evocar, por uno de sus discípulos,
Yasel García Cortes, al Decano del Verso en Pinar del Río, José Lorenzo
Delgado.

José, preso de un bastón,
cruzó las calles con calma,
pero vio más con el alma
que otros que tienen visión
y cuando el cáncer bribón
lo condenó a los salones,
tuvo tres hijos varones:
Eloy, Montuno y Yasel
que se volvieron por él
sus ojos y sus bastones.

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