Tabacaleros por la recuperación

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tabaco 08Con el mismo empeño con el que en los últimos meses llevaron adelante una campaña de más de 14 000 hectáreas (ha), a pesar de contratiempos y carencias, los vegueros de esta provincia trabajan arduamente para salvar cientos de toneladas de tabaco de la humedad.
El fenómeno meteorológico que durante los últimos días dejó acumulados superiores a los 300 milímetros de lluvia en varias localidades pinareñas y provocó el desbordamiento de ríos y arroyos, ha puesto en tensión a los hombres y mujeres que sostienen el principal rubro exportable de la agricultura cubana.
Cálculos preliminares, que se actualizan continuamente, arrojan hasta el momento afectaciones en algo más de 500 toneladas (t) de la aromática hoja y en 91 casas de cura natural (secado), nueve de ellas consideradas como derrumbes totales.
Sin embargo, los especialistas advierten que esa pudiera ser la punta del iceberg, si no se maneja con extremo cuidado la producción que permanece en los depósitos.
En Pinar del Río existen en la actualidad 41 419 t de tabaco en las diferentes fases del proceso.
De ellos, la situación más preocupante está en las más de 13 000 t recolectadas en la última cosecha que se hallan en casas de cura.
Marino Murillo Jorge, presidente del Grupo Empresarial Tabacuba, explica que «el tabaco es muy hidroscópico, absorbe la humedad. Por tanto hay que trabajar mucho con él para evitar que empiecen a salir hongos y se incrementen las pérdidas».
Ante este complejo panorama, en un territorio donde ha seguido lloviendo y se mantienen altísimos niveles de humedad, Murillo señala que los productores tienen una vasta cultura y todos saben qué hacer.
No obstante, desde Tabacuba se insiste en un grupo de acciones que ya han demostrado efectividad en otras ocasiones.
Gonzalo Rodríguez, director agrícola del Grupo Empresarial, precisa que las orientaciones comprenden, entre otras cuestiones, abrir las casas de cura tan pronto el tiempo lo permita, para que entre el aire y se puedan orear.
«También estamos indicando separar los cujes lo más posible, sacudirlos para que no se peguen las hojas y quitarles el moho que pueda aparecer».
El funcionario agrega que también se ha indicado no zafar, acopiar, ni empilonar tabaco con exceso de humedad, y esperar a que las condiciones lo permitan.
Aun cuando Vueltabajo tiene una larga tradición tabacalera, se ha insistido en que los especialistas del sistema permanezcan en la base, asesorando a los campesinos.
«Los técnicos tienen que estar con los productores permanentemente. Esta es una situación que no se resuelve desde las oficinas», advierte Murillo.
A pesar de los daños, en las vegas de Pinar del Río prevalece el optimismo. Roberto Rodríguez, por ejemplo, uno de los productores cuya casa de cura se vino abajo, cuenta que tras largos meses de trabajo, la pérdida ha sido grande. «Pero los ánimos no los tiro para abajo ni muerto», dice.
Roberto asegura que fue un pequeño tornado que atravesó la zona de la CCS Esteban Ajete, en el municipio de San Juan y Martínez, lo que arrancó techos y árboles, y echó por tierra los esfuerzos de una campaña completa.
«El viento que pasó por este lugar, acabó. Fíjese que por ahí para abajo se fueron casas de tabaco y techos de viviendas. Y valga que fue muy rápido, porque si llega a durar media hora, aquí no queda nada».
Para borrar los estragos en la infraestructura tabacalera, el presidente de Tabacuba afirma que habrá respaldo de recursos, y que la intención es volver a reponer las construcciones dañadas, sin comprometer el programa para la recuperación de capacidades de cura tanto natural como controlada que ya estaba en marcha de cara a la próxima campaña.
«Todas esas casas que se cayeron, las vamos a levantar y se mantiene el programa de recuperación de capacidades de cura en Pinar del Río».
No obstante, exhortó a los damnificados a rescatar todos los recursos que sea posible para poder reducir el impacto económico y avanzar con la mayor agilidad.
Con más del 70% de la producción tabacalera de Cuba sobre sus hombros, los vegueros de Vueltabajo apelan a la sabiduría acumulada desde hace siglos para atenuar el impacto de la naturaleza.
Reinel Lázaro Rojas, por ejemplo, el mayor productor de tabaco tapado de la provincia, ha echado mano a la vieja práctica de hacer hogueras de carbón dentro de las casas de cura para elevar la temperatura y contrarrestar la humedad.
De esa manera batalla por salvar parte su cosecha en un sitio donde las aguas del río llegaron a la altura de la rodilla durante las inundaciones.
En tanto, Roberto Rodríguez hurga entre los escombros de la construcción que le destruyó el tornado, en busca de los mazos de hoja que sobrevivieron al desastre. Y con la sabiduría de sus 79 años advierte «aquí lo importante es que estamos vivos. Todo lo demás tiene remedio.

 

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