La agricultura le pone voltaje al riego de cultivos

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riego 06Carlos Pagés asegura que el impacto es muy grande, “como de la noche al día”.
“Menos roturas, más áreas en explotación, mayores producciones”, dice este campesino del Crucero de Chivás, en el municipio de San Luis, uno de los productores beneficiados con el programa para la electrificación de estaciones de riego que se lleva a cabo en tierras pinareñas.

El ingeniero Leduhán Menéndez, especialista de la delegación provincial de la Agricultura en Vueltabajo, precisa que en los últimos cinco años suman más de 300 posiciones --con sus respectivos equipos de bombeo--, las cuales respaldan una superficie cercana a las 4000 hectáreas.
“En ellas se incluyen áreas tabacaleras, de cultivos varios, del movimiento de frutales, de ganadería…”, precisa Leduhán.
La iniciativa, en la que intervienen de manera conjunta la Empresa Eléctrica pinareña y el sistema de la Agricultura, ha tenido un resultado significativo en materia de ahorro.
“La mayoría de los equipos de riego existentes en la provincia, poseen muchos años de explotación, y un alto consumo de combustible. De ahí que solo por el concepto de cambio tecnológico, hay un impacto energético importante”, afirma el especialista.
Además, el empleo de la electricidad, ha permitido que se le den a los cultivos el ciento por ciento de los riegos establecidos, algo que muchas veces no se lograba cuando se usaban motores diesel, por limitaciones con el combustible, añade.
Así lo cree también Roberto Guzmán, productor de la CCS Pelayo Cuervo, en el municipio de Consolación del Sur.
“El petróleo a veces que no llega a tiempo, y cuando usted se demora tres, cuatro, cinco días, en darle la atención que llevan las plantaciones, se afectan los rendimientos”, señala.
Unido a eso, recuerda los viejos motores diesel que usó durante años resultaban un freno para trabajar.
“Había que andar con ellos por toda la vega, halándolos con los bueyes, para ir regando por partes. Si había frío, no arrancaban, y se rompían con frecuencia, porque eran equipos remendados. Cuando no había problemas con una pieza, era con otra”, rememora Roberto.
Juan Carlos Pérez, campesino de El Corojo, en el municipio pinareño de San Luis, cuenta que en la zona donde se encuentra su finca, se consumían cientos de litros de combustible en cada jornada de ocho horas. “Era un río petróleo lo que se gastaba”, añade.
En cambio, la ubicación de estaciones de riego electrificadas, en las tierras en que trabajan, les ha permitido a estos productores –y a muchos otros como ellos a lo largo de la provincia-- incrementar las áreas de siembra, atender mejor los cultivos, e incluso reducir los gastos de sus cosechas.
“Esto es algo beneficioso para nosotros y también para la economía del país” afirma Carlos Pagés.
Ante esa realidad, el especialista del riego de la delegación provincial de la agricultura, asegura que durante el 2018, se prevé continuar ampliando el programa, con un plan de 59 nuevas posiciones.
Con ellas se mantiene la tendencia del último lustro, en el que se han estado incorporando por año alrededor de unas 50 estaciones como promedio, priorizando aquellos sitios donde se beneficia una mayor cantidad de áreas.
El uso de la energía eléctrica, abre además la posibilidad de introducir tecnologías de riego más eficientes, como los pivots y los enrolladores, capaces de aprovechar más del 80% del agua que se bombea, advierte Leduhán.
“El 90% de las áreas bajo riego de nuestra provincia, reciben el agua de manera superficial, con sistemas que tienen aproximadamente un 50% de pérdida. O sea, que solo la mitad del líquido que sale de la fuente, llega a las plantas.
“Por tanto, otro de los impactos importantes de la electrificación es que nos permite un mejor uso de este valioso recurso natural”, agrega.
No obstante, reconoce que la tecnología, por sí sola, no basta para ganar en eficiencia. “En los recorridos de trabajo que realizamos, hemos notado problemas relacionados con la explotación de los sistemas.
“Esto es algo que estamos atendiendo, porque si usted no le aplica a las plantas el agua que necesitan, de manera uniforme, no se desarrollan igual, y por ejemplo, si se pasa de la cantidad que llevan, puede hacer que surjan un grupo de enfermedades”, dice.
Por tanto, a la par de la introducción de nuevos medios, señala que se trabaja en la capacitación a los campesinos y a los especialistas de riego de las estructuras productivas, a fin de que las nuevas inversiones se traduzcan en cultivos mejor atendidos y en más toneladas de alimentos.

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