El doctor Roberto Manuel Díaz Cuellar nunca pensó sentir en carne propia los efectos de un virus letal, mucho menos imaginó ver tan de cerca la muerte, él fue el primer paciente, trabajador del sector de la  Salud del municipio de Pinar del Río, en contagiarse con la Covid-19.

Él, especialista en Medicina General Integral, actual subdirector de Higiene en el Policlínico Luis Augusto Turcios Lima, de la capital pinareña, revive aquellos días que asegura no quiere repetir.

"Tuve el coronavirus al principio que empezó el contagio, lo contraje trabajando en un centro de aislamiento, parece que en algún momento incumplí uno de los requisitos: estuve 21 días ingresado.

"Cuando contraje la enfermedad me puse muy nervioso. Al principio no tenía síntomas y cuando me hicieron la prueba, di positivo y me ingresaron.

"Al llegar al hospital comenzaron a aplicarme el tratamiento, muy fuerte. Era difícil ver como  las personas se complicaban en tiempo mínimo, los pasaban para terapia. Todo eso da miedo y uno se da cuenta del peligro real cuando está allí. No quiero esa experiencia de nuevo.

"La falta de aire es tan grande que se me oprimía el pecho a tal puto de casi imposibilitárseme respirar. Me dejó un fibroenfisema pulmonar, que me engrosa  los pulmones e imposibilita las actividades diarias.

" Lleva diferentes tratamientos. El que yo tengo es rehabilitador y puede evolucionar hacia la curación completa o a una enfermedad pulmonar obstructiva crónica conocida como EPOC. El coronavirus siempre deja secuelas ya sean enfermedades crónicas curables o para toda la vida.

"Cuando se está ingresado uno piensa en sí mismo, pero el miedo mayor es por la familia y esto influye negativamente en el estado de ánimo. Lo cierto que nunca quisiera repetir esa experiencia".

Roberto Manuel, relata sus secuelas físicas y psíquicas por los  21 días como paciente en la zona roja del Hospital Clínico Quirúrgico León Cuervo Rubio.

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