La mujer minera demostró en medio del pico pandémico cuánto amor, entrega y voluntad abunda en su interior; sin miedo a la muerte asumió riesgos admirables en la atención directa a pacientes ubicados en los centros de aislamientos y después en hospitales de campaña en Minas de Matahambre.

Como mensajeras fueron capaces de establecer contacto sistemático con hogares donde se encontraban adultos vulnerables al virus.

Por estas nobles razones y muchas más, Miriam Martínez Veloz, presidenta de la Asamblea del Poder Popular reconoce la dedicación de las féminas con almas de cobre y ojos de país activo.

En cada una de ellas habita una Mariana que ayuda allí en barrios a construir nuevas viviendas, participan en la recolección y ensarte de tabaco, impulsan la campaña de vacunación.

Son las primeras en la defensa, enseñan contenidos en diferentes asignaturas. Su participación e impacto en el desarrollo social está garantizado.

La continuidad de la Revolución emana de ellas con una firmeza sólida, digna de ser resaltada a toda hora. Son antorchas vivientes que emiten luz a los que la rodean y muestran el camino recto de la isla. En esta jornada, las mineras alcanzan la cima de la victoria y el respeto de un pueblo que las quiere siempre.