Crónica para Mario Luís de la brava tierra minera

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MARIO PAPA

Mario Luís Suárez Fleitas, recuerda el día que en su aula de séptimo grado, en la escuela secundaria básica urbana, Batalla de Montezuelo, al norte de Minas de Matahambre, anunciaron que se suspendían las clases para evitar la propagación del Coronavirus.

Ese día fueron pocos niños a la escuela porque ya lo sabían. Mario, lo había visto en el Noticiero Nacional de la televisión cubana; sólo que ellos querían escucharlo de sus propios profesores.

Algunos amiguitos pensaron que se iban de vacaciones a disfrutar placeres; pero él estaba consciente de lo que esto significaba.

Se imponía un aislamiento social y una nueva planificación en su horario de vida.

"Ahora recibo las teleclases por la mañana y en la tarde mi papá me ayuda a repasarlas y hacer las tareas", aseguró a ésta reportera, sentados ambos en el portal de la vivienda y con sendos nasobucos como medida preventiva ante la amenaza de la pandemia.

Cambiar las costumbres cotidianas en un solo día, es difícil; aunque decidió voluntariamente por la cuarentena no salir a la calle por ningún motivo, Mario extraña.

"Extraño a Deiby, mi amiguito preferido, que estudia en mi aula, es mi vecino y juntos vamos por las tardes a practicar deporte en la cancha de la escuela que nos queda cerca", dice y aún con esta confesión descubro en sus ojos la quietud de quien se siente seguro, a salvo.

Pasarse mensajes por watsap es ahora su forma de comunicarse, aunque a veces su amiguito le visita y juntos estudian las asignaturas claro, guardando siempre la distancia y usando el nasobuco.

Mario siente ahora más que nunca la ausencia de su mamá, que en las lejanas tierras de Argelia, cumple con el deber sagrado de ofrecer ayuda a quienes la necesitan.

Cada noche su corazón late con fuerza en el instante en que justo a las nueve toda su vecindad sale a los balcones para recordar y felicitar con su aplauso a los médicos cubanos y del mundo que en todos los hospitales del planeta luchan con valentía para arrebatarle a la Covid-19, vidas humanas.

El mensaje de Mario para todos sus compañeros es que se queden en casa para vencer al Coronavirus y cuando todo pase volverán a ser felices.

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