A Fermín Miranda Sotolongo -Manolo como le dicen-, residente al norte de Minas de Matahambre, se le puede ver en horario de almuerzo, sentado a la sombra de un frondoso árbol.

Allí espera la hora de recibir los alimentos elaborados por el Sistema de Atención a la Familia (SAF), que con gran disposición lleva después a dos ancianos, para que estos puedan permanecer en aislamiento social y se protejan así de contraer la Covid-19.

Ya no es tan joven pero goza de una salud probada, lo que le permite realizar estos trajines, máxime ahora en tiempos en que el combate contra una pandemia exige de solidaridad.

"Yo me siento fuerte y por eso lo hago porque es una ayuda que le doy para que se queden en casa".

A Manolo, como es conocido, nadie le pidió que hiciera esta tarea, sino que por voluntad se lo propuso, aun cuando sabía que "no era cosa de un día".

"Yo mismo hablé con ellos y me ofrecí, a uno le traigo las comidas del SAF y al otro, que es tío mío también le compro los mandaditos que vienen normados en la libreta de abastecimiento".

En estas cosas piensa durante el trayecto o mientras espera por los alimentos sentado a la sombra del frondoso árbol.