Días de sacrificio exige la Patria

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Lucha contra pandemia caliente

Los meses de la pandemia parecen interminables en Minas de Matahambre, sin embargo una luz sigue viva en el corazón de todos. Las personas con sus nasobucos caminan desde bien temprano a las empresas, talleres textiles, centros de despalillos y beneficio del tabaco. Los espera el compromiso con la Patria. Aportar a la producción es decisivo, evitar que el país retroceda en el escenario económico aun cuando la COVID-19 asecha, a toda hora.

También el campesinado abre nuevos surcos después de las lluvias dejadas por el mal tiempo, hombres y mujeres decididos a enfrentar las adversidades. No existe el miedo en los ojos, ellos saben que de la tierra nacerá los alimentos que tantos niños y ancianos aguardan.

A pesar de la escasez impuesta por el imperio del norte, las mujeres en casa se las ingenian para hacer que el hogar parezca más hermoso, procuran que la armonía pueda ser una verdad y no una utopía rota por la ansiedad.

Los mineros de este tiempo esperan el amanecer de la vacuna que los inmunizará contra el maldito coronavirus. Confían en el talento de los científicos de esta isla, descansan en el pecho de la Revolución.

Los jóvenes estudian para enfrentar exámenes de ingresos que les abra las puertas a la universidad. Los adultos mayores aguardan por mensajeros que les facilitarán medicamentos y otros bienes, una forma de protegerlos contra el contagio que avanza por las calles.

Los moradores de estas montañas no entienden de agotamiento, aprenden cada jornada a resistir los reveses más impensables. Nada podrá detener la marcha. El camino empedrado es dibujado de otro color, por la voluntad de un pueblo en la búsqueda de la esperanza.

Cuando la pandemia ya no exista, quedará entonces el coraje más cabal, de los que no renunciaron a tejer la vida desde la paciencia y el esfuerzo.

EN AISLAMIENTO ENTREGA Y AMOR

centro aislamiento Daniel

 

Abnegación, amor a la profesión y sentido del deber complementan la base del servicio integral de 24 horas que brindan a las personas en el centro de aislamiento para contactos de casos positivos a la Covid-19 en Minas de Matahambre.

Daniel Sánchez Valdés, subdirector municipal de Asistencia Médica y responsable de ese centro, dijo que un personal altamente calificado cuida del cumplimiento de cada proceso. “Cuatro equipos médicos por turno realizan el trabajo cumpliendo con responsabilidad cada medida higiénico-sanitaria. Las visitas a los pacientes son cada ocho horas”, dijo.

En ese sentido acota Yoanny Serrano Martínez, especialista de Primer Grado de Medicina General Integral, en servicio en ese centro de salud.

“Durante las visitas le tomamos a los pacientes los signos vitales y los observamos para detectar síntomas respiratorios; de presentarse el caso el paciente se remite hacia es hospital provincial.

“Usamos todos los medios de protección en cada ocasión de manera inviolable. Los pacientes deben permanecer en sus habitaciones, con el nasobuco puesto sin relacionarse unos con otros durante 14 días en caso que el PCR sea negativo. De resultar en alguno de ellos positivo el paciente se remite.

“El tiempo que no estamos en pase de visita lo dedicamos a actualizar las historias clínicas de los pacientes. Además compartimos experiencias vividas con esta nueva enfermedad”, aseveró”.

María Rosa Frontela Frontela, licenciada en enfermería, de servicio en el centro de aislamiento social para la lucha contra la Covid-19 en Minas de Matahambre afirmó: “Los horarios de desayuno, merienda, almuerzo y comida requieren extremas medidas de precaución para evitar posibles contagios por el Sars Cov-2”.

Yairoby Requejo Rilova, licenciado en Rehabilitación Social es integrante de uno de los equipos que por estos días valientemente dan la cara a la Covid-19 para servir a aquellos que lo necesiten, en este caso lleva los alimentos a sus habitaciones acotó: “Nos ponemos el traje protector y vamos hacia el lugar donde están los pacientes. Tocamos a la puerta de las habitaciones y les entregamos las comidas o el alimento que corresponda según el horario.

“Cuando salimos de ahí nos bañamos por encima del traje con hipoclorito de sodio al uno por ciento y después nos vamos quitando pieza a pieza y las depositamos en un cesto.

“Corremos riesgo, pero nos cuidamos y la actividad que realizamos la hacemos con amor porque sabemos que ellos nos necesitan”.

 

 

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