Navegante de la guerra

El servicio militar femenino abrió las puertas a su gran sueño y se convirtió en la primera cubana navegante de aviones de combate; cuando pasó a la reserva era mayor y poseía la medalla de Servicio Distinguido. Zoraida Miló Morejón, una genuina pinareña

Zoraida Miló Morejón, una genuina pinareña, nació en los predios ocupados hoy por la vacacional Federico Engels; su casa estaba específicamente en el sitio ahora ocupado por el busto de Federico Engels.

Su comienzo fue en una escuela rural y desde pequeña participaba en los círculos de interés militares, en competencias municipales, provinciales y nacionales donde comenzó su motivación por las Fuerzas Armadas Revolucionarias.

“Cuando terminé sexto grado, en mi pequeña escuela rural no ofrecieron becas para los Camilitos, entonces necesariamente me incorporé a la secundaria básica en el campo y después alcancé el preuniversitario, al que tampoco en mi época le otorgaron carreras militares”.

Así fue su primera frustración, pero no cesó en el intento. Ahora reposadamente en su hogar la entrevisto y mientras, muestra su última pieza del uniforme de mayor, conservado para si por contingencia tuviera que volver a vestirlo. Sobresalen los relucientes distintivos de condecoraciones, las vistosas alas de la DAAFAR y la medalla de Servicios Distinguidos -por 25 años- y la singularidad de que para galardón tienes que haber mostrado una actitud intachable en la vida militar.  

Continúa la entrevista: “Lo otro que me gustaba era Español y Literatura del Pedagógico, pero al final me otorgaron la carrera de Educación Laboral. Estuve en el pedagógico, sí, pero no me convencía; aprobé en el primer semestre y en el segundo decidí no continuar.

“Estaba en mi casa cuando alguien de la Federación de Mujeres Cubanas me informa que a través de la SEPMI  (Sociedad de Educación Patriótico Militar) se ofrecería cursos de radiotelegrafista, ¡opté por uno y lo aprobé!. Seguidamente se comienza a informar por la prensa de que las jóvenes que lo desearan podrían pasar el Servicio Militar Activo Femenino …

“Me presenté al chequeo médico y de la oferta de FAR, Marina de Guerra, DAAFAR y EJT yo opté por la defensa antiaérea y fuerza aérea. Fui a la preparación previa en la unidad de Las Clavellinas, en Mantua, y estando allí llegó una visita del jefe de la catedra de Navegación Aérea en la Escuela Militar de Pilotos de Aviación (EMPA) coronel Lorenzo Neninger Vasconcelos, porque estaban buscando compañeras que pudieran prepararse para operar un simulador de vuelo para entrenar pilotos, revisaron todos los expedientes y me escogieron… lo aprendido en el Pedagógico parece que me ayudó.

“Acepté el ofrecimiento y cuando concluí la previa me incorporé a la Escuela de Pilotos de Aviación donde comenzaron a adiestrarme -hasta que llegará el simulador - y pudiera comenzar mi especialidad. Pero estaba insatisfecha y un buen día pregunté por qué no me incorporaban al Curso de Navegación de aviones de combate.

“La respuesta inmediata es que eso había que verlo en el Consejo de Escuela, autorizarlo el jefe y elevarlo al mando superior. Al mes siguiente, en una visita del general de brigada Rubén Martínez Puente, jefe de la DAAFAR, me entrevisté con él, le expliqué mis razones desde niña y esa era mi única oportunidad. Estuvo de acuerdo y me aprobó, al año siguiente ya vine como cadete y continúe mis estudios como navegante de los aviones de combate en la UM 7000, luego en el puesto de mando del regimiento del aeropuerto de La Coloma, y en la década del 90 pasé con el mismo regimiento para San Antonio de los Baños como navegante.

“Pasado un tiempo dirigiendo aviones desde tierra, como se hace con los de combate, y ya con un niño pequeño, quise acercarme a mi familia y cambié la especialidad, comencé en la Escuela de Preparación para la Defensa como oficial de cuadros, hasta que fui trasladada al regimiento de Tropas Especiales, donde comencé como primer oficial de personal y después estuve 12 años como jefa de cuadros en su regimiento de Pinar del Río.

“Pienso que hoy las jóvenes tienen una gran oportunidad, porque independientemente de que obtengan una carrera, es necesario formarse para la defensa del país: es hermoso poder cuidare la patria y para eso lleva preparación. Ahora me sorprenden con esta entrevista; recuerdo hace muchos años, cuando estaba embaraza, y que el periódico Guerrillero desplegó un cintillo que decía: Primera mujer navegante de aviones de combate”.

 

 

 

 

 

 

 

 

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