No es coser y cantar, porque en esta idea los hilos mueven cemento, arena, creatividad y muchos esfuerzos. Algunos meses atrás esta televisora dio cuenta de la primera fábrica de baldosas hidráulicas de Mantua, hoy los resultados ameritan volver el rostro hacia esta utilidad que rinde frutos.
Más de mil metros cuadrados de pisos en viviendas y entidades estatales califican la fábrica artesanal de baldosas de Mantua como un proyecto exitoso que aporta a la comunidad.
Se dice fácil, pero la cifra solo es alcanzada a costa de más de 20 mil unidades en apenas siete meses, con solo dos o tres moldes, dos operarios y una cadencia de cuatro minutos por baldosa prensada.
Fieles a lo prometido, el elemento ornamental y los primeros vestigios artísticos de la producción están presentes.
El futuro apunta a la ampliación y las inversiones relacionadas con equipamiento sofisticado que abarate los costos y facilite el acceso al producto a las personas de menores ingresos.
La pequeña prensa no se detiene, las familias planifican la compra de sus pisos y los héroes de esta historia, insatisfechos, buscan cada segundo el modo de hacerlo todo mejor que ayer.
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