Éxitos de Julio un mantuano no tan común y corriente

Julio Montano es un hombre sencillo, de tantos que viven en Mantua, pero con éxitos. Sus inicios como contador en Educación están en el recuerdo lejano, porque muy pronto cambió la calculadora y los lápices por el volante de un ómnibus Girón, para transportar niños y más de 40 años de su vida transcurrieron en la carretera. Cuando cumplió 63 hizo una pausa en su vida laboral.

“Fue un montón de años conduciendo un ómnibus- dice- con la gran responsabilidad de salir y llegar con los muchachos, sin un rasguño, y así lo hice, día y noche. De todo eso estoy orgulloso, porque hasta los padres de los niños me recuerdan en todas las carreteras de Mantua y Sandino”.

Como casi todos los mantuanos, Julio siente apego por la tierra y es en ella donde encuentra la posibilidad de ser útil. Su pequeña parcela tiene ajos, cebollas, limoneros, coles, tomates y especias que su esposa Norma aprovecha en la cocina.

“Tengo este patio que no es muy grande, pero lo sé aprovechar bien. De aquí saco lo que a veces es imposible encontrar en el mercado, o al menos con la calidad de mi cosecha. De aquí también comen mis vecinos, mis amistades que me visitan a cada rato y todo el que aparece por acá”.

Amante de la naturaleza, julio cría animales. “Ahora crío un puerquito, dos perros y un venadito. Estaba muy pequeño cuando lo encontré. Todavía tenía la piel con manchitas. Seguramente cazaron a la madre y la cría se quedó sola, así que me la traje y ya verás el tamaño que tiene”.

Por estos días envasar puré de tomate ocupa su atención. Es una costumbre local de la que pocos se sustraen en la villa. Durante la temporada fría las gentes hacen pulpa de tomate y la guardan en botellas selladas para los meses en los que escasea.

“Yo por lo general hago el puré del año y no se me echan a perder las botellas. Hay que ponerlas en baño María y tienen que estar bien selladas”.

Montano es un hombre orgulloso de su familia. “Tengo tres hijos, tres nietos… el mayor de los muchachos es bailarín y vive en otro país. Se enamoró y se fue a hacer su vida”. El otro varón y la hembra viven aquí, en Mantua”.

Sus actos diarios, podrían parecer, de tan comunes, insignificantes. Pero en verdad encierran el espíritu de resistencia de su pueblo.

“Yo soy una persona simple y me gusta sentirme vivo. Trabajé toda mi vida con honradez, me jubilé, pero no me retiré. Ahora siembro, crío animalitos, me complazco con la visita de los amigos, ayudo a mis vecinos y siento orgullo por la familia que tengo. Si me preguntas te tengo que decir que soy un hombre realizado”.

Julio Montano vive en Mantua, disfruta de su familia y a los ojos de la gente buena, su filosofía de vida es un paradigma de existencia.

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