¿Cómo inicia en el béisbol? “Empecé como jugador activo en la temporada 1955-1956 con el Artemisa Club. Después del triunfo de la Revolución estuve 30 años como entrenador en series nacionales con los equipos de Las Villas de 1963 hasta 1979; terminé con los conjuntos de la Habana: Industriales y Metropolitanos de 1979 a 1993.

En la actualidad me desempeño en la categoría juvenil”. ¿A qué nombres destacados del panorama beisbolero preparó? “A Alfonso Urquiola, José Ramón Cabrera, Pedro Medina, Alberto Martínez, Ramón Salazar, Miguel Casas, entre otros. Todos ellos quedaron campeones en el mundial juvenil de Maracaibo en el año 1970 y yo formaba parte del cuerpo de dirección de ese conjunto”.

¿Tiene alguna anécdota con jugadores pinareños? “Sí, Casanova dio su primer viaje en la categoría juvenil en el año 1974 a Venezuela. Él no tuvo actuación en ese campeonato, un scout de las Grandes Ligas lo observó bateando en un entrenamiento y dijo que ese era el mejor pelotero que había ido al mundial. Ahí le comenté que no había jugado porque era el receptor de menos experiencia. Lo cierto es que el americano no estaba equivocado, Casanova es uno de los jugadores más completos que ha dado la pelota cubana en todos los tiempos”.

¿Qué opinión le merece el béisbol vueltabajero? “Siempre ha sido ascendente. Hubo un momento que decían que era la Cenicienta. Luego de la inauguración del estadio Capitán San Luis se volvió un territorio muy poderoso, al punto de tener en un mismo equipo Cuba al 90 por ciento de los lanzadores. Eso no ha vuelto a pasar”.

¿Qué piensa sobre la situación actual de la pelota en Cuba? “No es buena, ha sufrido mucho por las deserciones. Un pelotero bueno no se hace en dos días, eso es una cadena de desarrollo que lleva sus etapas. Por ejemplo en Pinar del Río, desde que se retiró Omar Linares o Casanova, se han graduado decenas de médicos, ingenieros, licenciados en Derecho, pero no han salido atletas similares a ellos o algo que se parezca”.