Los pinareños, acostumbrados a las bajas cifras en la tasa de mortalidad infantil, ahora se extrañarán al conocer que en la actualidad está en 4,7 por cada mil nacidos vivos menores de un año.

Pero la explicación está en que cuando muere un bebé menor de un año vertiginosamente sube la tasa y para descenderla se necesitan muchos nacimientos, porque los números no se mueven inversamente proporcionales.

En los últimos tiempos la tasa resumen de cada año se movía alrededor de tres, pero imponderables han conspirado en el semestre, y aunque se realizan estudios, no hay un culpable que sancionar.

El Programa Materno Infantil está bien establecido, pues lo forma un ejército de profesionales en la provincia, aunque la cabeza visible siempre sean los médicos y las enfermeras. Todos trabajan con amor y, si acaso, fallara un simple eslabón, no significaría el desajuste de toda la cadena.

Causales pueden ser varias y una de las principales es el bajo peso al nacer, un elemento que hasta el día nueve de agosto último sumaba 177 casos en la provincia, contra los 125 de igual periodo anterior. Pero hay un hecho significativo, para ese lapso el año pasado se registraban 3 316 nacimientos contra 3 543 de la actualidad y una diferencia de más de 227.

En concreto, el bajo peso es la asignatura pendiente de la provincia, pero su origen no lo veamos solo en el momento del parto ni como responsabilidad absoluta del personal sanitario, pues los factores se combinan incluso desde la nutrición de la mamá antes de embarazarse hasta su modo y estilo de nutrición.

Este evento va acompañado con una pesquisa permanente del equipo de salud desde el consultorio y sepan que hay un control tal que en cuanto la madre baja un gramo enseguida se decide si continuará en casa o ingresará en el Hogar Materno, porque el problema no es exclusivamente de comida, sino de un conjunto de atenciones para asegurar a la madre y el feto.

La reflexión se impone, ¿acaso los municipios que muestran mortalidad cero, no tuvieron bajo peso? ¡Sí! Ese índice está en todos los territorios, sin embargo, de 11 municipios vueltabajeros solo hay cuatro con mortalidad infantil en cero que son Mantua, Minas de Matahambre, Los Palacios y San Luis. Pero que tenemos que observar que entre ellos están Los Palacios y Mantua con 6,5 el mayor porcentaje de bajo peso.

Mientras que los mayores con tasa de mortalidad infantil son San Juan y Martínez con 7,2; Pinar del Río 6,7; Consolación del Sur seis y Viñales cinco.

Reiteramos que la provincia ha tenido 3 543 nacimientos y de ellos han fallecido 17 menores, cuyas defunciones en el 25 por ciento de los casos se produjeron en los primeros siete días y el restante (75 por ciento) fue entre los 28 días y los 12 meses. La prematuridad estuvo presente en diez de las defunciones, y eso implica su importancia, aparte de razones multifactoriales, como sepsis adquirida, causas mal definidas, malformaciones congénitas, hipoxia, hemorragia pulmonar, infección respiratoria aguda, otras afecciones perinatales o infecciones meningocócicas.

Es necesario destruir algunos mitos. Por ejemplo, las malformaciones congénitas no son por “fallos del programa” como piensan algunas personas, creyendo que alguien erró, sino porque aunque el diagnóstico por ultrasonido es de alta confianza, no es infalible al ciento por ciento, ya que hay enfermedades no visibles al momento de realizarlo.

El Programa Materno Infantil no es una entidad de control y monitoreo externo, sencillamente el sistema nace desde el mismo consultorio hasta el policlínico, pero incluye a todo el personal médico y paramédico; en cada paso se evalúa y además tiene protocolos invariables, pero a pesar de tanta exigencia, reclama de la contribución propia de las gestantes, de su pareja y la familia e incluso de las organizaciones y organismos más cercanos.

Una muestra de ello es que cuando detectan a una embarazada que requiere nutrición adicional, la vinculan con comedores de centros de trabajo de la demarcación, en caso de que no requiere el ingreso del hogar materno, que existen en todos los municipios y uno regional en la capital provincial.

En todos los territorios hay un control permanente, hay supervisión de cada caso, pero aun así hay muertes en menor de un año, como sucede en el resto de las edades, y nadie quiere perder a un bebé.

De la tasa de 60 al inicio de la Revolución a este 4,7 ahora hay un extraordinario avance, pero aun así, el sistema de Salud, las autoridades y la familia continuará luchando por un guarismo menor.

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