«Encontrar todo lo que uno tiene debajo de los escombros es algo muy duro», dice Mayibi Rivera Arias.
«Yo me quedé sin casa, sin cama, sin fogón, sin nada, y me preguntaba, ¿y ahora, dónde voy a vivir?», recuerda Yomara Román García.
Tras el impacto terrible del huracán Ian, El Sitio era otro sitio. Un solo dato pudiera resumir la magnitud del desastre. De 136 viviendas, 132 tenían afectaciones.
Mayra Casanueva Rodríguez, la delegada de circunscripción, cuenta que «todo quedó devastado. Esto era algo triste, muy triste».
Lo dice y quien no haya conocido esta comunidad del sur pinareño en aquellos días aciagos de septiembre del 2022, luego de que el ojo del huracán más poderoso que haya atravesado Vueltabajo pasara sobre ella, solo tendría como referencia sus palabras.
Un intenso movimiento constructivo liderado por el sistema de la Agricultura, ha trabajado sin descanso desde entonces para devolverle su aspecto de siempre.
Con el apoyo de las empresas del sector, se han levantado nuevamente la mayoría (56) de las 62 viviendas que resultaron derrumbe total y se han recuperado todas las obras sociales.
Es el caso del consultorio médico, la escuela primaria, la farmacia, la bodega, el punto de venta, la panadería y hasta del organopónico nuevo, detalla Mayra.
Además, asegura que se han rehabilitado el 70% de las afectaciones de techo.
Ydael Pérez Brito, ministro de la Agricultura, explica que los esfuerzos por darle vida nuevamente a esta comunidad que casi desaparece del mapa, comenzaron a gestarse a pocos días del paso de Ian.
«Esta es una tarea que nos tocó doblemente. Primero, porque pasó un evento meteorológico y cada vez que eso ocurre, todos nos convertimos en una sola fuerza, como ha hecho siempre la Revolución.
«Pero también nos toca, porque son comunidades agropecuarias y la primera interesada en su recuperación es la agricultura», advierte.
No obstante, para los habitantes de El Sitio, ha sido un gesto inolvidable que reafirma la grandeza de nuestro sistema social.
Así lo cree, por ejemplo, Mayibi, una de los tantas personas que tuvo que buscar refugio junto a su esposo y sus tres hijas pequeñas en la iglesia del poblado.
«Después del ciclón seguimos durmiendo allí durante varios días, porque nos quedamos prácticamente sin nada».
Mientras recorremos su nueva vivienda, donde la familia ha vuelto a sentirse a gusto y a salvo, no disimula la emoción. «Estoy muy agradecida porque no pensé que tendría un hogar así».
Cuando recuerda aquellos días en los que parecía que el mundo se le caía encima, a Yomara Román se le humedecen los ojos y se le corta la voz.
«Me preguntaba cuándo volvería a tener una casa otra vez» dice. Por eso muestra con orgullo la nueva vivienda que recién le acaban de entregar y asegura haber trabajado duro en ella junto a los constructores.
Jorge Luis Díaz Hernández, director de la Empresa Provincial de Semillas, una de las decenas de entidades de la Agricultura que ha ayudado a rescatar la comunidad, asegura que ha sido una experiencia reconfortante.
Aun cuando la construcción de viviendas no figura en su objeto social, considera que por el carácter humano de la tarea, todo el mundo le ha entrado con bríos y ha tratado de dar lo mejor de sí.
No se trata de una experiencia aislada, a lo largo de Pinar del Río, fuerzas del sistema de la Agricultura construyen en la actualidad más de 300 viviendas para los damnificados por Ian, precisa Joel Hernández Acosta, el delegado provincial.
Es una labor que han estado llevando a la par de la recuperación de una infraestructura seriamente golpeada, que todavía tiene pendiente la construcción de miles de casas de cura de tabaco y de vaquerías, almacenes, talleres, oficinas, naves avícolas y porcinas...
Para el ministro Ydael Pérez Brito la rehabilitación de viviendas y obras sociales también constituye una prioridad para el sector. «Nosotros aquí no estamos haciendo un favor. Al contrario. Nos toca, porque son nuestros trabajadores y sus familias, incluyendo los jóvenes y los niños en los que descansa el futuro de la Agricultura».
Bajo esta premisa se ha trabajado en El Sitio y en otras comunidades apartadas de Pinar del Río. Y aunque todavía queda mucho por hacer, en una provincia donde existen más de 60 mil familias damnificadas, la experiencia es una prueba de lo que puede lograrse cuando la recuperación se vuelve tarea de muchos, y el paisaje de desolación que dejó el huracán se va transformando poco a poco en otro sitio.
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