Ha pasado el 26 de Julio, una fecha que además de su trascendencia nacional se ha convertido en el termómetro que mide los avances de la primera mitad del año en el país y podemos asegurar que cerró una etapa halagüeña.

No es una afirmación de las autoridades u organizaciones, porque decir que terminó un semestre bien, en su caso, tendría que situar algunos peros, porque no todo siempre marcha bien tal como se desea. A fin de cuentas, siempre se aspira a más.

Entonces nuestro criterio es personal, periodístico. Y que, aunque teniendo en cuenta los algoritmos de la economía, con sus altas y bajas, y con sus precisiones, más bien nos apoyamos en el criterio de los pinareños de a pie.

Es verdad que una razón los anima, como el aumento de salario, que precisamente se lanzó al país desde la propia provincia. Algunos lo interpretaron como una simple coincidencia, pero en lo particular – y aclaro que es criterio periodístico- pienso que el Presidente quiso reconocer a los pinareños, fue un regalo, hacerlos partícipes de una tremenda noticia, que pudo haber sido expresada en cualquiera de las provincias visitadas anteriormente o desde la sede central del Gobierno.

Estas visitas siempre encuentran errores y avances, funcionamientos que invitan a generalizarse, problemas de procedimiento o hasta desproporciones, porque no siempre se tiene la verdad en la mano, aunque mucho se trabaje por perfeccionar.

Los vueltabajeros son hacendosos, al punto de que ya trabajan en las soluciones de las indicaciones y sugerencias de la Presidencia, de los ministros y viceministros, y se hace con premura, porque indudablemente, cada caso que se resuelva es de beneficio colectivo, por muy personal que parezca.

En el semestre de ha trabajado en todo, aunque lo jerarquizado ha sido la producción de alimentos y la edificación de viviendas. Pero no es tan así, porque en el Poder Popular ha estado presente con tremenda fuerza la respuesta de todos los planteamientos de los electores; el perfeccionamiento de las formas de trabajo no estatal; la ayuda social a los más necesitados; la búsqueda a la solución del agua; el mejoramiento de los servicios eléctricos y telefónicos...

Pero hay algunas cosas sobre las que se trabajan y las personas no lo comprenden en su magnitud, como el ahorro y especialmente de la electricidad, la gasolina y el petróleo. Se continúa hurtando en el caso del uso en los vehículos automotores y despilfarrando en la corriente, a pesar de las medidas restrictivas.

El otro gran problema de incidencia es contra las ilegalidades, que nadie puede decir que vamos bien, mientras uno, aunque sea uno, sacrifique ganado mayor, rompa una puerta de una vivienda para robar o agrede físicamente a una persona para arrebatarle propiedades.

Aunque vislumbramos medidas en camino, por ahora la limitación de los precios y la aplicación de topes en algunos productos seguro que mucho aportarán. Pero el tope más esperado por los pinareños es el de los artículos agropecuarios, porque la totalidad de los rubros agrarios no lleva esfuerzo agregado de los revendedores, que no sea subirlos en un camión; sin embargo, mayoritariamente tiene más ganancias que el propio que los sembró.

Sobre el tope de bebidas y refrescos la mayoría ha aplaudido, pero una gran parte argumenta que el tope de ganancia es muy alto, porque si una persona la única acción que realiza es trasladar de un establecimiento a otro un producto de 25 pesos, por qué debe buscarse cinco; y ponen por ejemplo a los vendedores de pan, que hacen una gestión similar y solo ganan uno.

La ganancia del emprendedor debe ser a partir de su iniciativa, en la elaboración de productos que requieren materias primas y tiempo de fabricación, pero pasar un artículo de una mano para la otra, eso no es economía, ni siquiera “oferta y demanda”; eso más bien parece usura.

No obstante, de alguna forma se comienza, cerramos un semestre feliz, pero vamos casi seguros que aún con las restricciones, la agresividad del enemigo y las fluctuaciones de finanzas, Pinar puede tener un año bueno.

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