La provincia está fuertemente comprometida con el mosquito Aedes aegypti y la presencia del dengue, por lo que se reclama el apoyo masivo urgente de la población, principalmente en la ciudad, aunque el flagelo está en varios municipios.

Ya no es solo en el área capitalina la elevada presencia de focos, aunque Hermanos Cruz y 10 de Octubre tienen que seguirla de cerca, también han empeorado Los Palacios, Consolación del Sur, San Juan Martínez y San Luis.

Hay un claro deterioro de las condicione higiénico sanitarias, por el derrame de aguas pluviales, fosas desbordadas y negligencias de ciudadanos, pero si a eso se la suma el abandono autofocal doméstico la situación empeora.

No basta con culpar al clima, con abundante lluvias y elevadas temperaturas, ni tampoco a los organismos, si nuestros hogares se convierten en vectores y no contribuimos con la campaña adulticida (fumigación) y larvaria en los tanques artificiales, que se combate con el abate y no puede ser despediciado.

Recientemente el doctor Andrés Villar Bahamonde, director provincial del Centro de Higiene y Epidemiologia, ofreció una entrevista on line a través de Guerrillero, y puntualizaba que hoy la mayor presencia de focos en las viviendas se registra por los tanques artificiales mal tapados y por los medios, que de una forma u otra acumula agua en los días de lluvia, que pueden ser latas, cascarones de huevos, recipientes en desuso u oquedades en los árboles.

El dengue es una enfermedad grave y aunque Pinar del Río no ha reportado muertes por ella, no es menos cierto que muchos pacientes han tenido que recibir los servicios de cuidados intensivos.

Toda persona debe acudir al médico con síntomas mínimos, como estado febril inespecífico, dolor articular, decaimiento físico, dolor en los ojos, por ejemplo, sin necesidad a esperar sintomatología grave, como dolor epigástrico, entre otras.

Hay personas que ocultan los síntomas por temor al ingreso hospitalario, pero precisamente las autoridades lo tratan de aislar para protegerlo a él y su familia. Todas las enfermedades son peligrosas y los arbovirus no son excepción, siempre agreden a los más pequeños, adultos mayores y mujeres embarazadas, y con el aislamiento se evita el contagio.