A los 88 días de la Covid-19 en el país, la provincia pinareña ha pasado por todos los momentos del  SARS-CoV-2: el miedo, la detección del primer caso (el 16 de marzo en el municipio Viñales), el seguimiento diario cuando se sumaban confirmaciones, el egreso de la última persona hace una semana, hasta ahora que la población convive en la expectativa y la vigilancia.

Cronológicamente todo a sucedido en un corto lapsus, incluso con el desarrollo de dos estudios científicos importantes, y con la anuencia de la población por ellos y la satisfacción de cómo las autoridades ha manejado la epidemia y con la  extraordinaria validez de la respuesta del sistema de Salud y los organismos de apoyo, independiente de algunos críticos o hipercríticos, que pierden la razón en la medida que avanzan los días.

Las informaciones de hoy, día seis de junio,  no constituyen noticias, pero a  modo de recordatorio hay que decir que no hay enfermos, por el momento; de los 52 confirmados inicialmente todos tienen alta clínica y dos están en espera del alta epidemiológica y se mantiene un número de personas en aislamiento.

En ese confinamiento están 58, de ellos 26 trabajadores de la Salud en cuarentena de 14 días, siete sospechosos y un aumento a 25 de viajeros llegados al país en vuelos recientes.

Ayer se hizo pesquisa a 161 540 personas, y de 72 que visitaron  la consulta evaluadora de IRA, solo dos recomendaron para el ingreso.

El número de PCR realizados en la provincia suman 3 729 con solo 52 confirmaciones, y las pruebas rápidas 5 382.

Y cuando valoramos –en el título- de que la provincia está entre la expectativa y la vigilancia, es porque no se puede olvidar que en la etapa, de 52 enfermos, 21 fueron asintomáticos, para el 40,4 por ciento, y se subdividieron en 13 en Guane, cinco en Pinar del Río, dos en Consolación del Sur y uno en Mantua; en solo cuatro casos tuvieron fuente de infección no precisa.

El Minsap depositó confianza en el territorio y por ello indicó dos investigaciones, la primera terminada ayer, es el Estudio genético de riesgo asociado con la Covid-19, una herramienta que introduce Cuba en el diapasón científico técnico contra la pandemia y para el que encomendó a modo de pilotaje a la provincia de Pinar del Río.

Su propósito es conocer los factores de riesgo genético, asociados a la severidad clínica de la Covid-19 y los familiares de primer grado de consanguinidad, por eso precisamente este es el título de la investigación.

Y el segundo, que comenzó primero y se extenderá hasta el 24 de julio, es el Estudio Nacional de Seroprevalencia (anticuerpos) y de Prevalencia de la COVID-19, en el que participa una muestra representativa de toda la población cubana, y que tuvo un hallazgo en Mantua.

Este lleva toma de muestras biológicas cada día 21 días, se extiende por 63, y se evaluarán los mismos sujetos desde el inicio del 12 de mayo.

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