El coronavirus y la importancia de la familia

 

La provincia pinareña está cerca de la felicidad, solo quedan seis confirmados e ingresados en el Hospital León Cuervo Rubio, de su ciudad, con Sars CoV2 y son del municipio capitalino, porque en las últimas 24 horas reportaron cuatro altas clínicas de La Palma, asociados con el evento de Mariel.

Esos casos autóctonos del municipio Pinar del Río, cinco del área de Salud Pedro Borras y uno del Turcios, evolucionan satisfactoriamente, a pesar de que hay una señora de 88 años.

No obstante, hay en seguimiento baja observación 199 personas, entre ellos los enfermos, otros 110 contactos, 29 sospechosos y 54 trabajadores de la Salud en cuarentena; sin viajeros en vigilancia.

En La Habana se mantiene tres colaboradores procedentes de Venezuela, uno de cada municipio Mantua, La Palma y Los Palacios.

Después de seis meses, creemos que todo se ha dicho, pero no. Sobre el tema de la familia hemos insistido poco y recordemos que acudimos a ella regularmente, porque es la celular fundamental de la sociedad.

Vayamos a lo más dramático, cuando el doctor Francisco Durán García, vocero del Minsap,  expone cifras y datos de fallecidos, regularmente se trata de personas ancianas y   comorbilidades, con edades que seguro no adquirieron el virus en la calle, entonces tenemos que aceptar que quien lo trajo fue un componente de la familia o un vecino

Los grupos de edades más peligrosas son, los de más de 20 años y de 40 hasta 60. ¿Por qué, sencillamente porque son los que trabajan, estudian o sencillamente están expuestos  y son  verdaderas esponjas para traer problemas al hogar y, si encima de eso, tenemos en cuenta los descuidados, los negligentes o irresponsables, lleguemos a la convicción que mayoritariamente exponen a su querida familia.

Indudablemente la familia es importante, porque una pandemia es la suma de una enfermedad que se trasmite a toda la sociedad mediante localidades, pueblos, países, conjunto de naciones y continentes, ¡pero comenzó en una casa, un laboratorio, un taller…! y se puede hasta admitir que la rápida propagación sea por desconocimiento, pero en una localidad, siete meses después se supone tener toda la información para cortar el flagelo.

En una sociedad organizada como la nuestra tenemos potencialidades insospechadas; u ejemplo,  porque lo mismo que en la escuela educamos al niño parea que incite a la familia a ahorrar electricidad, los maestros igualmente lo pueden hacer para que exijan que los de su casa usen el nasobuco, los antisépticos y las restantes medidas.

Ese que anda en la calle sin la mascarilla o mal puesta, ¿acaso no tiene un hijo, un hermano, padre o madre que le recuerda el mensaje?. Y ahí pensamos que si la educación empieza por casa,  en la calle entonces los consejos entonces deberá darlos el policía o la autoridad indicada para el asunto: así de fácil debemos verlo todos.

Hace unos días reflexionábamos que en Pina del Río las cosas se hacen bien, aunque como todas las provincias estamos expuestos, hay un gran numero en observación que un día pudiera arrojar nuevos confirmados, existen los asintomáticos y nos todos los hemos identificado, pero podemos ayudarnos si tenemos presentes que ninguna medida sobra y cuanto más hagamos, mejor estaremos.

El país (y la provincia) tiene el personal especializado, los equipos e instalaciones, los medicamentos necesitados e indicados, hay un sistema integral para defender la vida de cada paciente, pero no todas las personas responden de igual forma a una enfermedad. Lo que es bueno para uno, no lo es igual para otro. Las autoridades hacen su parte, pero las personas deben poner la contraparte principal: no contagiarse.

 

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