Fotos Jalioski Ajete
En un recóndito patio de La Curva, en la crispada vegetación de Minas de Matahambre conocimos a Luis XV, no el conocido rey de Francia de apodo el Bien amado, sino otro, un tipo de cafeto que en 150 ejemplares embellece el patio de Orlando Castro Pérez.
Es un sitio exuberante con 0,43 hectáreas donde conviven más de 700 cepas de plátano de cinco variedades, aparte de mangos de clase, guayaba, coco y otros frutos menores apetecidos, no solo para degustar la familia, sino que contribuyen a la nutrición de la Casa de Abuelos, se comercializa algo con la CPA Ramón Gonzalez Coro y algunos excedentes se venden a vecinos.
En las Minas hay una verdadera fiebre en los CDR y las Granja urbana, se fomentan estos patios productivos, que ahora con la Covid-19 vinieron como anillo al dedo, aunque a veces hay pequeños fallos, como en la última cosecha que, Orlando comenta, no pudo enviar mangos para la industria por problemas del transporte, razonable por la situación de los últimos meses.
Con sus 77 años, todos bien gastados en la diversidad de trabajos, rememora como llegó cuando tenía siete años a La Sabana, un poblado de Santa Lucía en el propio municipio y en 1954 se por fin se asentaron en el suelo minero.
Su padre Valentín, especializado en carnicerías, lo inculcó al oficio, que luego lo trucó en comercio, gastronomía y hasta que se convirtió en técnico de montaje eléctrico, con el glorioso currículo de haber aportado en la estructura eléctrica tecnológica de la Fábrica de Piezas de Repuesto de Pinar del Río y también fue la laborioso técnico de la empresa pinareña de Obras Industriales.
Su próximo paso fue la incorporación en 1990 al Contingente Celso Maragoto, del que se jubiló en el año 2002 y en 2010 se sumó a la Casa de Abuelos del poblado, pero no por razones socio familiares, sino más bien para apoyar desde adentro.
Es un hombre preparado, con variados conocimientos y aunque lo aparte de una entusiasta partida de dominó, aceptó recorrer su finca, hablarnos de su pasado y especialmente de la familia: “Mi esposa es Inés Rivera y mi hija Dayamí me ha dado dos nietos que son mi verdadera vida, ellos Manuel Orlando y Evelis.
“Tengo otras pasiones, soy poeta y escritor aficionado en la ANCI, porque…sí, sí, soy débil visual y participo en certámenes anuales, a veces ganó y otras no.
“Si no tiene reparo, le puedo recitar unas de mis décimas”.
- Es la agricultura urbana importante eslabón, de ayuda a la producción en nuestra tierra cubana.
- Temprano por la mañana, a mano o en vagón, llega dicha producción, sin el menor imposible, a precio bien asequible a toda la población.
Ya Jalioski había hecho su cosecha en fotos y Carlos Manuel, descansado del volante, sustituyendo a Orlando en la mesa de dominó, nos despedimos con las gratificantes anécdotas de los mineros y su popular programa del “Pedacito de patio.”
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