Cuando la finca sirve a la mesa

 

Servir una mesa hoy es tarea muy difícil para la ama de casa, pero si al menos cuentas con parte de los ingredientes tiene un trecho alcanzado, aunque sea vegetales.

Eso mismo pensó Miche Luis Oramas, propietario de la finca La Piña,  heredada de su padre, Braulio Luis Núñez, y con la aparición de la Covid-19 se abrió paso para ayudar a los vecinos de Matahambre.

Junto a tres trabajadores y con la ayuda de su esposa Yusmary López Martínez, habilitaron una mini industria para convertir en sazones y ensaladas muchos de sus productos que cada día cosechan en la fructífera finca.

Es pequeña, la producción de pepinos quizás no exceda los 23 quintales (unidad equivalente a 100 libras)  cada mes; los ajíes deben de andar por cuatro y las habichuelas quizás por ocho, pero indudablemente ayuda a algunas familias, con los precios que fija la Granja Urbana Municipal.

Es una persona relativamente joven y cuenta…

“Estudié hasta 12 grado y me dediqué a la agricultura, y desde que salí del Servicio Militar comencé a trabajar, primero en la granja, como simple dependiente, pero la tierra de mi padre esperaba ya por mí.

“Comencé con poco de cada cosa, ahora está poblada de calabaza, guayaba, fruta bomba, piña, mamey, plátano, naranja y mandarina muchos tipos injertados, pepinos y hasta habichuela; junto con los cerdos, patos, pollos, guineos, el caballo y la valiosa yunta de bueyes”.

El pequeño colectivo es como una “máquina de elaborar”, todo lo que se obtiene va a la fábrica y en las laboriosas manos femeninas se convierten en pastas de puré en tomate o ají cachucha; pulpa de mango, habichuela, pepino y mezclas de sazones agradables al paladar.

La Granja lo comercializa en tres puntos del poblado y también dirigen algunas de las producciones a la Casa de los Abuelos, Círculo Infantil, Hospital e incluso hasta el Sector Militar hasta hace poco.

Este pequeño puesto cumple con muchos de los principios que desea el estado cubano actual, genera empleo para un grupo de personas, no hace rico a sus propietarios, pero contribuye a la alimentación y garantiza una vida feliz a los dos pequeños hijos del matrimonio  y, en esta época de pandemia, ha ayudado a vestir la mesa de algunas casas mineras.

Y como lección muestra que se puede vivir de lo propio.  

 

Escribir un comentario

Para hacer un comentario recuerde:
1- Que no debe utilizar un lenguaje ofensivo.
2- Que debe ajustarse al tema del artículo.
Redpinar se reserva el derecho a no publicar los comentarios que incumplan las políticas anteriores.