La guerra de cada día de los muchos contra los pocos

 

Nunca antes nuestra sociedad necesitó con tanta urgencia la higiene comunal; la situación sanitaria interna y el comportamiento global, con el aumento de las temperaturas, sequías o intensas lluvias producen cambios sustanciales en el ambiente y nos obliga a una conducta humana más responsable.

No nos detendremos en explicaciones científico tecnológicas más de lo suficiente, por ser un tema por todos conocidos, pero sí los datos necesarios para razonar con el ciudadano común cuánto puede hacer para proteger la sociedad.

La provincia de Pinar del Río tiene aproximadamente 440 000 ciudadanos y de ellos  169 990 conviven en el municipio capitalino.

Si tenemos en cuenta que el índice de generación de desechos por cada persona se estima en 0,7 kilogramos diarios –según la noma del país- , debemos suponer el gran esfuerzo humano para sanear los once municipios pinareños.

El organismo Comunales cumple la encomienda estatal de limpiar las calles, chapear áreas verdes, recoger basura y la correspondiente manipulación de los vertederos con solo 1025 trabajadores.

La estadística revela entonces que por cada 100 pinareños generando basura,  solos hay 23,3 obreros para sanear, en medio de condiciones adversas de vestuario, herramientas y medios de transportación.

Es un problema general para once municipalidades, pero indudablemente con el hándicap en la ciudad, que como urbe sufre las peores consecuencias: mayor población autóctona, alto volumen de población flotante, concentración de centros administrativos, educacionales, culturales y de servicios, importantes instituciones hospitalarias y la mayor intensidad turística estacionaria o de paso.

A ello se suman las condicionantes de  carencia por el bloqueo, crecimiento poblacional,  quebranto de la educación comunal en una parte de la población y un manifiesto incorrecto manejo de los desechos, que en la sumatoria inciden el aumento de las enfermedades respiratorias y gastrointestinales, infecciones transmisibles por vectores y dermatitis, entre otras.

La situación de la Covid-19 y la presencia de arbovirus, por solo citar algunas, deben llevarnos a la reflexión con mayor intensidad, comparada con época anteriores, porque la limpieza tiene que ser permanente y no dependiente de contingencias momentáneas; porque al igual que nos aseamos diariamente, la ciudad lo necesita también.

En Cuba el aliado sistemático de Comunales ha sido el pueblo; los datos recientes muestran una alta membresía de cederistas y federadas, pero es innegable que la acción cualificada no está en directa proporción con la numérica. 

Hay barrios y personas que mantienen la tradición, pero si se circunscriben a efemérides y hechos festivos o conmemorativos, no tendremos la ciudad higienizada como verdaderamente existen las condiciones de salud.

Hay muchos en CDR y la FMC con plena participación, pero hay otra parte que hizo dejación de esos hábito en la chapea, el saneamiento de cursos viales con agua o sin ella; otros ni se responsabilizan con la deposición de escombros y otros residuos que generan y son  imposibles de cargar en los carros colectores.

Todos saben que cuando realizan demoliciones no las pueden depositar en la vía pública, ni en solares yermos, ni colocar en los depósitos públicos perros o gatos muertos, desechos de pescado y vísceras de cerdos.

La aritmética nos muestra que somos más para ensuciar, que los contratados para limpiar. Entonces el  problema es social, nuestro egoísmo individual menoscaba al resto y nadie debe perjudicarse con la basura que a diario generamos.

Por naturaleza, nuestra sociedad es solidaria y no por decreto o edictos que vamos a lograr, incluso ni con movilizaciones semanales, obtener la higiene permanente en el hogar, la colocación de los residuos en los que lugares donde correspondan; todos los ciudadanos deben entender que si no existen hay condiciones idóneas, tampoco puede tirarlos para la calle, sino caminar quizás unos metros más y buscar el sitio correcto… muchos lo hacen.

La regularidad de algunos es fustigar a Comunales, subvalorar a sus empleados o evaluar a las autoridades de Salud, porque proliferan roedores, animales callejeros, excesivos mosquitos o hay demoras en multar a los infractores, que verdaderamente somos nosotros mismos.

Hay muchas formas de ayudar y se logra con evitar que los vándalos destruyan los contenedores; lograr a nivel de CDR que los vecinos den el tratamiento correcto a sus residuos, porque a vistas luz, todavía no tenemos todos los recursos suficientes para una ciudad que pretende ser Princesa.

 

 

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