Hablar con Osmín es como tratar de domesticar a un venado en el monte o capturar un camarón en el Cuyaguateje, salta de un sitio a otro, él dice que viene “de viñaleros y mordijullos, una rara mezcla de familia luchadora y productora que nunca para de hablar”.
“Yo nací en 1950 aquí en este mismo lugar, históricamente llamado el Rincón Caliente, porque había algunas familias que vivían aquí y tomaban mucho en borracheras y se fajaban; los nombres de los barrios son pintorescos: Pinillos, por un vecino; Managuaco porque así se llamaba el hato, la Siberia, Cayo del Gato, El Cartucho, La Curva, La Represa…”
En la cultura escandinava Osmín significa protección de Dios y estamos frente a un hombre en Matahambre querido como Barbera, pero diferente; conjuga la sencillez con un erudito conocimiento, facilidad de palabra, buen conversador y una graciosa manera de hablar que enternecía a sus alumnos.
Profesor académico apasionado por la Geografía y amante de la historia; el amigo Juan Martínez De Osaba Goenaga, al conocer de esta entrevista, exclamó por Facebook: “Osmín Dovales. ¡Oh, amigo mío!, uno de mis mejores compañeros de siempre. Atento, agradable, emprendedor, cariñoso, lleno de virtudes. Trabajamos juntos en la Secundaria de las Minas. ¡Millones de abrazos, amigo mío! Cuídate mucho, nos haces falta.”
Y se sumó a las opiniones José Sánchez Guillaume “Gracias por mostrarnos al amigo, hermano, compañero, pero te faltó también poner criador de puercos, horticultor, florista, poeta, padre, esposo, defensor de todas las causas justas y de su querida Minas de Matahambre. Un ángel que vino a este mundo a repartir amor”.
“Desciendo de una bola de gente– especifica-, nos decían los Mordijullos y los Viñaleros: uno que dicen que eran medios locos, porque trabajaban mucho, y lo de mordijullos por esos bichos agresivos y de tenazas muy fuertes.
“Sobre el origen de mi familia te puedo decir que se asentó aquí en l919; Francisco Dovales Durán -un herrero, de Lugo, en España, constructor de carretas y carretones desembarcó en Cuba y no paró hasta los Cayos de San Felipe, en Viñales, donde se matrimonió con Guillermina Laras Padilla, y de ellos salió una raíz de la que se derivaron mi padre Pancho –Francisco- Dovales y mis tíos Arturo, Chano, Elena y la Gallega.
“Pancho, mi padre, fue un carpintero entrenado por Planes, una eminencia que hizo el retablo de la Iglesia de Minas de Matahambre junto con otro notable, Emilio Pérez. Mi mamá, Josefina Cruz, para todos Nena… fíjate el temple de esa familia, que sus abuelos vinieron a pie del Martillo, allá en Viñales, a asentarse en Matahambre, también por el 19 del siglo pasado.
“La familia de Nena muy fuerte de carácter, sin nivel, pero muy trabajadora. Mis bisabuelos maternos Gonzala Gallardo y Eleuterio Cruz procrearon a Candita, la madre de mi mamá, y los tíos Regina, Nieves, Artica, Moño, Guango, Fortuna, Antonio y Eleuterio -que le decían Bonete- y emigró al puerto de Nueva York, donde se enroló con otra identidad en la Marina Mercante para toda la vida.
¿…?
“La Mina, el único beneficio que me dio fue vivir con hombres tan grandes que estuvieron aquí, unos se fueron y otros se murieron, como el Gallego Rego, fue jefe de mina; yo lo admiraba en silencio: cuando los americanos abandonaban el negocio y la mina estaba perdida, se lo dijeron a Fidel Castro y lo mandó a buscar y el Gallego caballerosamente en un año sacó la mina adelante”.
“Cuando yo estudié me dieron clases las profesoras Nena Lleras, Hilda del Cañal, Tabares y Nora Guenaba (madre de Panchy, Tito y Juan Antonio Martínez de Osaba), una mujer de recio carácter, pero muy cariñosa, preocupada mucho por la gente pobre; luego vino Nelly Coro, la hermana del Comandante.
“Tengo que hablar de otra maestra insigne, una luz de los maestros de mi época: Aída Pando, con un movimiento de mucha fuerza en la década del 60, 70. Yo hice la secundaria ahí, después me fui a La Habana, no me gustó, salí y estuve en la zafra de los 10 Millones en Camagüey; volví para acá, abracé el magisterio en el ISA me hice maestro y luego profesor de Ciencias Geográficas en el Instituto Superior Pedagógico.
“Nos vinculamos con lo mejor de esa ciencia en la provincia, recuerdo al señor Luis Garcés, profesor Emérito; a Novo y Martín Luis, formados en la Universidad de La Habana, que nos enseñaron a aprender mucho sobre Ecología, la Cordillera de los Órganos, los pinares, nuestros bosques y después en la secundaria, en la Facultad y en la Universidad traté de inculcárselo a los otros profesores alrededor mío y a mis estudiantes. Muchos de mis alumnos ahora trabajan en escuelas de Geología en el mundo, en Chile, en Venezuela, Colombia, Canadá.
“Fui director de la Escuela de la Minería, ayudé a preparar los programas de Geología y beneficios de los minerales; capacitaba a los obreros para que conocieran el proceso productivo, hubo gran auge de instrucción y aumentó la intelectualidad, tanto de los ingenieros como de los mineros simples.
La historia que conoció
“Para hablar del pueblo tenemos que mencionar un importante momento, “Guillermo Lamelas fue uno de los jefes del Movimiento 26 de Julio en el municipio y Rosa Borrayos también era del movimiento y guardaban en sus casas la dinamita sacada de la mina por Pablo y Casildo Chirino, entre otros, para después llevarla en máquina para Pinar del Río debajo de las anchas sayas que usaban las muchachas bonitas. ¿Quién iba a pensar que la llevaban ahí?. Hubo mujeres muy valiosas, como Nena Lamelas, le decían así, Josefina Silvestre, y ellas eran de los que hacían los trajes y los brazaletes para el 26 de julio con Elena Ledesma, una de las costureras del movimiento.
“Aquí hubo muchos revolucionarios, te cito a Patate, un hombre del que siempre hay que hablar, decían que era loco, pero trabajó y luchó mucho para la Revolución, tengo que mencionar otra vez a Guillermo Lamelas, hermano de un mártir oriental …; Raúl, Víctor y Orestes García, Jorge Pareras, Tete Contino, Roberto Amarán, Isidoro García, el Negro (de nombre) Belisario, Felipe Álvarez, Porfirio Hernández, muchos de ellos estuvieron además en el movimiento sindical, sé que se me olvidan muchos, menciono prácticamente a una minoría, pero me disculpan.
“Minas de Matahambre tenía familias que vinieron de Puerto Esperanza, como los Coro, de allá de la calle Mango. Tata Coro fue un hombre muy famoso y también Mongo, su hermano y padre del Comandante Ramón Gonzalez Coro, Monguito, que junto a sus hermanos se criaron ahí, en la casa frente a la Iglesia, también tenían un cabaret restaurante llamado Eddy Club. Como vivieron un poquito mejor, Monguito se fue para la Habana a estudiar Medicina, y se involucró con el movimiento revolucionario y cayó en Las Villas en una acción combativa poco antes del triunfo.
“Mi vida más reciente”
“Después de tantos avatares educativos trabajé unos 12 años en el Partido, y nunca olvidaré al compañero Félix Rodriguez, que nos atendía desde la provincia. Alterné nuevamente en Educación, hasta que me vinculé con la construcción en jardinería, todas esas obras de Hermanos Cruz, la remodelación del Supermercado, los alrededores del Periódico, Radio Guamá y la Terminal, de muchas obras de cuando estaba Ernesto Barreto presidente y en la reanimación de la Ciudad.
“Trabajé mucho con las plantas ornamentales, nunca olvidamos las endémicas de occidente; tuvimos contactos especialmente con el doctor Urquiola, uno de los mejores botánicos del Occidente de Cuba, un estudioso que hizo un tremendo trabajo en el exterior y estuvo formando a estudiantes de universidades europeas e incluso le serví de guía en algunos momentos en la cordillera de los Órganos y en las zonas de pizarra. Como profesor siempre me asociaba con la geología, con geólogos como Aurelio, Banderas y uno muy bueno de Checoslovaquia llamado Litaven, ya fallecido.
Fui obrero en la cooperativa fortalecida Vladimir I. Lenin, en Santa Lucía, capaz de producir tres o cuatro millones de pesos al año. Ahora trabajo como “campesino” en una finquita que trato de mantener a ritmo de la ciencia, dándole en su suelo los golpes de la ecología: sus abonos y pesticidas naturales.
“Lo ganado en tantos años es una semilla de trabajadores: mi esposa Idania, mis hijas, una geógrafa igual que yo, y la otra psicóloga en medicina.
“Mi hermana Olimpia, un año mayor que yo, estudió dibujo técnico y trabajó siempre en la minería y después en la forestal; tiene a su hija Neisa, trabaja en farmacología a partir de productos naturales, en La Habana y mi hermano Frank, que se dedica aquí a la jardinería con el Poder Popular.
“Además de trabajar y estudiar, mis hobbies son cazar, leer mucho y “coger” camarones, pero ya mis viejos huesos no me permiten meterme en los ríos fríos… conozco a todos de la vertiente norte de Pinar, son ricos sus langostinos, pero la gente no los cuida, envenenan el agua, lavan en los ríos las moto-mochilas con las que fumigan… exhorto a que no lo hagan, porque matan las larvas y es un maravilloso regalo para la mesa, que ofrece la naturaleza.
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