El paisaje hace recordar lo hermoso y singular de la naturaleza. Ubicado en la cordillera de Guaniguanico resalta por la verticalidad de las laderas de sus mogotes, que se alzan desafiantes desde el periodo jurásico y que se repiten muy poco en la geografía de todo el planeta.
La variedad cromática va desde el verde intenso y casi puro hasta el rojo de sus suelos ferralíticos. Asimismo la tranquilidad de sus valles posibilita el éxtasis ante esta obra de arte natural.
Más allá de su famoso valle en la zona geográfica de Viñales se disfruta la estancia en armonía con la naturaleza. Es una suerte de paisaje detenido en el tiempo, con las huellas de la evolución, en una de las zonas más antiguas de Cuba.
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