La noción del objeto es una peculiaridad fundamental en el desarrollo intelectual del niño de infancia temprana y en la formación de su conciencia personal .Las representaciones que tiene el niño de los objetos sirven de base para las primeras acciones intelectuales, y contribuyen a que comience a estructurar el mundo circundante, a un nivel práctico, y a diferenciar su mundo interno de la realidad objetiva.

La noción de la permanencia del objeto no es innata, sino que se forma durante los dos primeros años de vida, pues el niño durante las acciones con los objetos conoce las propiedades estables y constantes de estos que los caracterizan como color, forma, tamaño y textura, no obstante, el niño al enfrentarse a los objetos no lo hace solo, sino que su accionar se mediatiza por la comunicación y la colaboración del adulto en la actividad objetal.

El niño de infancia temprana no está aislado de la sociedad y aunque no posea un lenguaje oral que le permita expresar su pensamiento, sí dispone de un lenguaje emocional mímico y gestual, a través del cual se comunica con el adulto y las primeras formas de comunicación se expresan en el proceso de las acciones conjuntas entre el niño y el adulto favoreciendo su estado de ánimo alegre y activo durante los períodos de vigilia asi como una relación positiva con los adultos y otros niños.

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