Participar en el desfile del primero de mayo, junto a los padres, bien que podría definirse como una tradición, pues ya son varias las generaciones de cubanos que tomados de la mano o sobre los hombros de un progenitor, desmienten la fragilidad de la infancia y soportan sol, calor y caminata, porque a la fatiga la vence el ambiente festivo que impera.
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