Pero es otro asunto el que preocupa. Se ha dicho, y así será, que el estado, no aumentará los precios y la cuantía de los impuestos pero, ¿Cómo regularán al sector privado, sin un mercado mayorista que le permita adquirir productos a un valor menor?
A estas alturas, los acaparadores y revendedores de siempre, planifican cómo proseguir el hurto de mercancías en establecimientos estatales para venderlas a precios astronómicos, un acto que daña al trabajador por cuenta propia y resulta nocivo en grado extremo para el ciudadano.
Las experiencias de los últimos días demuestran que los gobiernos locales pueden crear las condiciones para regular la escalada de precios, a partir de un mayor control de los inventarios y los productos en almacenes estatales, y el trabajo personalizado con los cuentapropistas dedicados a elaborar y vender alimentos.
Otra cuestión será renunciar, al menos en su interpretación actual, a la mal llamada, “oferta y demanda”, ley del mercado que en la práctica callejera solo sirve para castigar a la mayoría y justificar la corrupción.
Cierto es que se ha tratado de lograr un orden, pero sigue desatada la avaricia, la blandenguería y las componendas a costa del bolsillo del ciudadano común.
No se trata de disminuir importancia o limitar a un sector emergente, importante y necesario para la economía del país. El hecho es que se debe pensar con urgencia las vías para aliviar la carga que especuladores y delincuentes han impuesto al privado, para que este pueda realizar su labor sin trabas y con seguridad.
El problema que afrontamos resulta muy complejo, pero es preciso poner orden en pos de eliminar las anomalías en el control de los recursos y los precios para que el aumento salarial, responda a los objetivos de equidad y justicia social que se plantea el estado cubano para bien de los ciudadanos.
1- Que no debe utilizar un lenguaje ofensivo.
2- Que debe ajustarse al tema del artículo.
Redpinar se reserva el derecho a no publicar los comentarios que incumplan las políticas anteriores.