La “Secundino Serrano” es una de las tantas escuelas que la Revolución construyó entre 1959 y 1960. Su edificación circular habla de los patrones arquitectónicos de entonces, y también, de la promesa cumplida que hizo posible eliminar el analfabetismo y formar a la niñez en la alegría de las vocales y los números.
Pisos de adobe, cubiertas ligeras y puntales de duras maderas resisten el paso de los años en alarde de calidad que ha de conservarse e imitarse en el presente.
Como en toda escuela cubana, los niños realizan actividades culturales, cantan y bailan en el matutino, izan la bandera, ponen flores a Martí y asisten a clases para aprender ciencias y humanidades.
“Éramos muy pequeños cuando comenzamos aquí.- relata Roberto, uno de los alumnos de entonces- Frente a esa pizarra que usted ve, nos sentamos y el maestro de entonces comenzó con la A, la B…”
La pizarra de esta historia es un rectángulo ordinario de color verde con un marco de caoba que muestra las huellas del pegamento y el polvo de la tiza.
“Frente a esta pizarra me cautivó lo de dar clases y me hice maestro- continúa Roberto, ahora jubilado- eran tiempos de mucho fervor y patriotismo, y di el paso. Después de la preparatoria regresé aquí, a mi aula, a mi pizarra, y con ella enseñé sin faltar un solo día hasta el año 1996.”
“La amo mucho, – me dice Ana María, otra estudiante de entonces- siempre que vengo a ver a mis nietos no puedo evitar echarle una mirada. Ella tiene la magia de acelerarme el corazón y despertar en mí olores y sonidos de antaño…”
Olga Hernández, otra estudiante fundadora de la “Secundino Serranos”, confiesa sensaciones parecidas cuando por alguna circunstancia regresa a su poblado natal y visita la escuela.
Podría parecer una historia intrascendente pero, es innegable, que el amor y la esperanza titilan entre sus líneas.
La lección es la continuidad de un proceso generacional en el que, un objeto pintado de verde, catalizador de recuerdos y esperanzas, aun refleja la magia del saber para los chicos que asisten al centro escolar, “Secundino Serrano”, en la comunidad Pino Gordo, de Mantua, Pinar del Río.
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