Cuando le pregunto del tema no puede esconderme su emoción: "Para mí fue un momento muy lindo, muy especial después de una temporada fatídica el pasado año, una medalla que sabe a oro, porque fue lograda con mucho esfuerzo, con mucha entrega y aunque fue compartida, para mí fue maravilloso". "Yo no miro el color porque una medalla de bronce es una medalla donde quiera que compites, y mantenerme tanto tiempo en el podio, es algo difícil pero que a la vez me enorgullece porque sé que hago feliz al pueblo que me sigue y eso es algo muy bonito".

-Aunque siempre estás midiéndote con lo mejor de esta especialidad, no nos tienes muy acostumbrados a lugares como el séptimo o ahora el noveno en la Liga del Diamante. ¿Agotamiento?

"Mira, tu sabes que así es la competencia, uno gana y pierde y es cierto que llegué un poco cansada a Bruselas, pero no me justifico. Fui novena y ahora a revertir eso y mejorar", sentencia.

¿La llegada al barrio?

"Ansiaba mucho llegar, y aquí estoy con ellos que me siguen en todo momento y les quiero dar las gracias a todo el pueblo pinareño y cubano que aplaude conmigo cuando voy a saltar, a la Revolución que siempre nos protege y nos dignifica como atletas y seres humanos que somos y que Yarisley, como siempre digo, va por más, no lo dudes".

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