El paisaje de mogotes en el Parque Nacional Viñales

Los mogotes se presentan tanto aislados como agrupados, dando origen a las sierras calcáreas. En el caso de los mogotes aislados el relieve no es complejo, pues consta sólo de paredones elevados y de fuerte pendiente, siendo sus cimas a veces algo cónicas, a veces puntiagudas. En el caso de las sierras se presentan cadenas de mogotes, separados por dolinas, depresiones más o menos profundas, conocidos en Cuba como hoyos, a los cuales se llega, en muchos casos, utilizando cavernas; abras kársticas y poljas.
Estos paisajes están bordeados por valles que en uno de sus flancos tienen una litología diferente. O sea, estarían bordeados por calizas y pizarras. A esto se le conoce como valle o polja marginal.
El acceso a estos paisajes es muy difícil, de ahí el excelente grado de conservación de todos sus valores naturales, sociales y culturales e histórico-arqueológicos.
Las cavernas son numerosas en toda el área, algunas con sistemas de galerías de incluso siete u ocho niveles. Estas cavernas presentan toda una amplia gama de formaciones secundarias de gran belleza y colorido, lagos subterráneos, restos de la primitiva fauna pleistocénica cubana y huellas de los aborígenes y esclavos africanos, además de pictografías. Estos son los mayores sistemas cavernarios de Cuba y del Caribe, algunos con más de 40 Km. de longitud.
Hay también otro tipo de paisaje cárstico montañoso asociado a los mogotes aislados y sierras calcáreas, con diferencias notables con respecto a los primeros. Ocupan casi un 10% del área del Parque Nacional, siendo muy importantes porque funcionan como corredores biológicos entre las grandes unidades de los paisajes descritos con anterioridad. Estos paisajes, conocidos como carso ruiniforme, son accesibles al no formar elevados paredones, carecen de espectaculares sistemas cavernarios y la vegetación es una mezcla de tipos diferentes de formaciones vegetales, predominando árboles de gran talla. Su endemismo es más bajo que en los otros paisajes cársticos. En estos paisajes, el hombre sí ha influido, en especial con la construcción de veredas o caminos, además de la introducción de animales domésticos en libertad, pero aún conservan valores de aceptable grado de conservación.
Todo ello reúne un encanto sin igual que invita a foráneos y nacionales al disfrute en la naturaleza.

 

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