Marioba es un proyecto familiar gestado en una finca agroecológica de Consolación del Sur, donde encadenan la cosecha agrícola, el procesamiento, embace y la venta de más de treinta productos alimenticios.

Cuando llegas a la finca La María, donde inició un proyecto para producir alimentos envasados, disfrutas de la tranquilidad, aunque esté en la periferia urbana. El trinar de los pájaros, espacios abiertos con adecuadas atenciones culturales agroecológicas y sembrados de frutas, viandas y hortalizas, armonizan con la humildad de sus propietarios.
Dos trabajadores de Educación, devenidos en campesinos, y que por más de una década atienden unas 19 hectáreas de tierra de la CCS Carlos Manuel de Céspedes, en el municipio de Consolación del Sur.
La variedad, calidad y cantidad de sus cultivos, les permite iniciarse en la producción de jugos y otras conservas vegetales que elaboran en una pequeña mini industria familiar.
“Desde el principio nos propusimos lograr producciones de frutas en estas tierras. Por eso hoy todas las materias primas se utilizan en juguera salen de la finca. Por ejemplo, el mango, la acerola, el tamarindo, la pera y otros tipos de pulpas que producimos, como la de anón, limón y naranja agria que es muy bueno”, asegura uno de los gestores del proyecto Mario Ramírez Díaz, campesino de la CCS Carlos Manuel de Céspedes.
El proyecto nombrado Marioba, auspiciado por el gobierno municipal y el programa de innovación agrícola local, abrió un punto de venta con más de 30 productos alimenticios elaborados en su mini industria.
“Nuestras ofertas en su gran mayoría son a partir de frutas y todo el proceso de elaboración es en la mini industria que tenemos en la finca. Hoy tenemos jugo de mango, jugo de acerola, de guayaba, tamarindo, lechada y agua de coco, pera, piña. También estamos ofertando dulce de coco en almíbar, mermeladas de guayaba y mango y sazones de varios tipos”, comenta el campesino consolareño.

Ampliar variedad de productos y desarrollar el proyecto.

Barbara y Mario, lideran la iniciativa familiar con la que proponen nuevos surtidos que incluirán dulces de masas elaborados con harina de yuca y variedad de sazonadores embasados en bolsas.
“Estamos probando la elaboración de dulces con harina de yuca, que carece de gluten y pueden consumir las personas celiacas. Incrementamos la siembra de hortalizas para envasar y platas sazonadoras. Hay resultados que mostrar, pero aun estamos insatisfechos, nuestra meta es incrementar la cantidad y variedad de ofertas, acorde a las necesidades de la población y con las posibilidades de nuestra finca”, argumenta Mario Ramírez.
Empeño y constancia hicieron realidad los sueños de estos campesinos, que, beneficiados por las medidas adoptadas por el estado cubano, incrementan la producción y comercialización de alimentos a precios razonables.