Mantua se encuentra inmersa en la campaña tabacalera más dificil de su historia, marcada por los atrasos que provocaran las lluvias del último otoño, con una pérdida millonaria de semilleros y la carencia de combustibles.
"Y es que plantar tabaco y lograrlo, no es nada fácil, es un cultivo con requisitos extremos que tiene su momento climático y cuando pierde su espacio vegetativo, la temperatura de crecimiento y sus constantes ambientales, nada marcha igual”. Así lo considera José Herrera, ingeniero agrónomo y director agrícola de la Tabacalera de Mantua.
La cifra de 600 hectáreas es casi la mitad de los números pensados en octubre del 2020. Expertos locales consideran que será necesario reunir todo el potencial del territorio para llegar a las 618 toneladas de tabaco previstas.
“Hilar fino, no perder la libre pie, apostar al rebrote y cosechar hasta la última hoja en esta campaña. Lo demás se decide en la preindustria y en la selección para la exportación. Esa es la segunda batalla más importante”- dice Braulio, un conocedor que, no se amilana.
El año se perfiló difícil: primero mucha lluvia, después la sequía y finalmente, la inestabilidad en el suministro de combustible. Los campesinos del valle de Montezuelo, acostumbrados a grandes cosechas, han tenido que trabajar muy duro, pero la buena noticia es que muchos ya comenzaron la recolección.
Carlos Luis Lago afirma que los dos últimos meses fueron benévolos. “Llovizna y frío, hacen crecer el tabaco, y eso nos tocó por acá, de manera que ya estoy metiendo en la casa de cura el primero que planté, y está rindiendo muy bien”. En los campos confluyen tres factores en este momento: el buen estado agrotécnico de las plantas, la aplicación oportuna de fitoquímicos y la insistencia del campesino en lograr una buena cosecha.
“El combustible falló mucho en esta campaña, pero los fitoquímicos fueron más estables- dice el ingeniero Herrera Alvaro-Díaz- Algunos campesinos tuvieron dificultades con el segundo abono, eso ya lo solucionamos. Pero la realidad es que se perdió mucho y hubo que comenzar otra vez, casi desde cero”.
Las Unidades Empresariales de Base de Dimas y Arroyos de Mantua ya recolectan. En Montezuelo las casas de tabaco reciben los primeros cujes de una batalla productiva, obligada a lograr una campaña eficiente, con menos de la mitad de lo tradicionalmente plantado.
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