De la mano de su abuelo Félix y su papá Alexey, ambos exatletas de ese deporte, la bisoña corredora empezó a practicar en una rudimentaria pista creada por ellos mismos en las cercanías de su casa, en el kilómetro cinco de la carretera a La Coloma. “Comencé hace tres meses, con nueve años. Demostrando una progresión que ni familiares ni entrenadores se explican, logró participar en la última etapa válida del Campeonato Nacional de Motocross el pasado mes en Sancti Spíritus, donde ganó la medalla de bronce en la categoría de motores especiales 11-15 años. Esta actuación la convierte en la primera fémina que participa de manera oficial en un torneo de primer nivel de esta modalidad en nuestro país.
“Lo impresionante es que esta niña comenzó a practicar hace muy poco tiempo, se le ve futuro”, asegura Eugenio Cabrera, entrenador del equipo pinareño de motocross.
HIJA DE GATO... El amor de la familia Rodríguez Rojas por este deporte nació por los años '70, década en la que Félix integró el seleccionado nacional, llegando a coronarse en varios torneos dentro y fuera de casa.
“Me gustó mucho ese deporte desde que lo empecé y mis hijos se fueron también por esa vía. Nació esta niña y estoy encima de ella todo el tiempo porque me gusta verla correr y la agito constantemente cuando se monta encima del motor”, nos comenta visiblemente orgulloso el abuelo.
¿MIEDO A LOS PREJUICIOS? A pesar de ser una disciplina común ya en muchos países y de contar con torneos regionales y del orbe, el motocross para damas dista de ser conocido y mucho menos practicado en Cuba. “La conocemos, y sabemos que le gustan los motores, aun así es una niña perfectamente educada, ella sabe cuáles son sus principios y como a cualquier otra le gustan las muñecas, arreglarse y vestirse”, dijo sobre este particular su mamá Darisleibys Lobaina Barroso.
Ya desde los cuatro años, los padres llevaban a la niña a las carreras, aunque, contradictoriamente, al principio le causaban miedo los motores que “hacían ruido”. “Yo empecé a enseñarle hará dos o tres meses, antes nunca había mostrado interés por aprender, aunque siempre había querido que su tío le comprara un motorcito.
El profesor Eugenio Cabrera, asegura que la niña ha despertado el interés de la comisión nacional de este deporte y podría, por qué no, convertirse en el futuro en la primera mujer que represente a la Isla en un evento internacional.
Sea cual fuere su destino, lo más importante para ella es el orgullo que sus abuelos, padres y tíos le profesan, por continuar el legado familiar.
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