Decir que Mantua, después de Viñales, era la meca de la malanga, no es exagerado. Cientos de hectáreas poblaban las tierras de cultivo en una estrategia que mantenía la vianda en la mesa del mantuano casi todo el año, cubría el consumo social y alcanzaba para enviarla a otras regiones de la provincia y el país.
Hoy se trata de recuperar los niveles de siembra alcanzados en los difíciles años 90 del pasado siglo y fomentar su presencia en cada vega del territorio.
Las lluvias pasadas conspiraron contra el esfuerzo que realiza el territorio desde noviembre del pasado año. En un recorrido por las tierras de la Cooperativa 26 de Julio, Marilyn Caro Meléndez, primera secretaria del Partido en el territorio dialogó con los productores que hoy recuperan los sembrados de la acción desbastadora del río Mantua.
Aunque el cultivo es resistente, precisa atenciones culturales y fertilizantes que atenúen los efectos de la crecida en las vegas aledañas al cauce.
En el presente año, el territorio pretende alcanzar las cien hectáreas de malanga. Para ello están creadas las condiciones, el sistema de la agricultura cuenta con semillas de calidad y las tierras están listas para la siembra. Solo las lluvias pueden entorpecer temporalmente este esfuerzo, pero la voluntad de los productores es la que define el desenlace de esta historia.
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