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“Comencé en 1977  como directivo de la escuela de capacitación del sector, transitando por diferentes responsabilidades hasta hoy. Me gusta ayudar, enseñar y educar que es muy importante porque tenemos que asegurar nuestro relevo”.

¿Cómo recuerda sus primeros años en el ramo?

“Yo era militar, algo que me sirvió de mucho en la vida y en el trabajo.

“Quizás por mi carácter y responsabilidad es que estuve al frente de varias tareas una de ellas jefe del Departamento Administrativo, desde el cual ayudé a crear casi toda la infraestructura que posteriormente serviría para el desarrollo de nuestra organización.

“Los edificios socioadministrativos de Sandino, Minas de Matahambre, San Cristóbal, Los Palacios, Pinar del Río los realizamos en esa etapa; también  se modernizaron algunas subestaciones, sucursales eléctricas porque la empresa nuestra, antes del Triunfo de la Revolución, tenía prácticamente una sola infraestructura que no permitía brindar un buen servicio”.

Momento en su larga trayectoria que recuerde con agrado

“Muchos, sobre todo la oportunidad de hacer todo el sistema de la dirección integral del proyecto que instaló los grupos electrógenos y también son inolvidables los 26 meses que estuve en Venezuela, dirigiendo el aseguramiento de una termoeléctrica que estaba en mantenimiento”.

¿Por qué afirma que la Empresa Eléctrica y usted son uno solo?

“Realmente existe una simbiosis entre los que llevamos años en este sector, es el compromiso de querer ayudar, resolver los problemas, esas horas, madrugadas sin sábado ni domingo nos hacen indisolubles”.

¿Satisfecho con lo que es hoy Rolando?

“Realmente no pienso en ello, me falta mucho por hacer”.

A sus 65 años Rolando continúa transitando  los pasillos de la Empresa Eléctrica en Pinar del Río impartiendo conocimientos e inculcando con el ejemplo el amor por una profesión que afirma, le alegra el alma.

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