Las 27 estructuras productivas que recibieron el impacto de las lluvias en sus sembrados, como granos, viandas y hortalizas, en los terrenos de Minas de Matahambre recibieron algún tipo de daños por la tormenta Eta. Y también tuvieron pérdidas en productos de alta demanda como el arroz y el frijol.
Los presidentes de cada cooperativa y el campesinado tienen el reto de imponerse desde el esfuerzo y la voluntad conjunta. La actual campaña de frío está en pleno desarrollo, todavía hay tiempo suficiente para volver alistar las tierras. Puede plantarse otra vez frijoles, yuca, pimiento, coles y habichuelas, el clima lo permite.
Por encima de todo está el deber de surtir con cantidad y calidad los mercados y placitas del territorio, el pueblo está a la espera y son muchas las hectáreas que esperan otra vez por la atención de los productores.
Es cierto que los cooperativistas participaron en extensas faenas con la esperanza de ver fructificar sus cultivos, ilusión truncada por las lluvias. Aún así, es menester levantarse desde la derrota y reiniciar la marcha como tantas veces la vida lo dicta.
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