El mundo está abocado a la supervivencia, porque uno de los principales elementos, la energía, también lo puede hacer sucumbir.
No es hipótesis, está harto demostrado, los combustibles fósiles desarrollaron a la humanidad y ahora se necesita con urgencia hallar las alternativas, porque el daño acumulado perjudica al globo terráqueo por el fenómeno del cambio climático.
Quién hubiera creído hace medio siglo, cuando apareció la obsolescencia programada, que la Tierra también sería víctima de ella por el descabellado uso de los recursos naturales en el afán del desarrollo, principalmente con la aparición del descontrolado capitalismo salvaje. El daño está hecho y todavía no se ponen de acuerdo entre los desarrollados, que quieren seguir creciendo, y los de en vías de desarrollo, que tienen mejor derecho a la vida.
Los hombres de ciencia echaron mano a su inteligencia y encontraron soluciones duraderas en las fuentes renovables de energía y Cuba se incorpora progresivamente en esa “arca de reserva” en dichas fuentes para el futuro inmediato, que al principio pueden ser costosas, pero saludables para las personas y para el propio planeta.
El propósito estratégico del país siembra sus esperanzas en una matriz energética que para el año 2030 alcanzaría un 24 por ciento de su energía eléctrica en fuentes renovables, pero esa fecha que pudiera parecer lejana, está ahí, a solo 11 años, y en estos momentos apenas se llega al cinco por ciento.
Cuba, aparte de las razones científicas, tiene un testigo permanente de la necesidad de acudir a esas fuentes: la causa del bloqueo norteamericano. Ahora se ratifica la urgencia de actuar por el déficit momentáneo de petróleo y, aunque algunas de las fuentes están en ciernes, tienen a su favor el beneficio de que son sustentables y no dañan el medio ambiente.
En Pinar del Río hay ensayos de muchas de esas variables productoras de energía, unas aportan al Sistema electro energético nacional, como los Parques de Paneles Fotovoltaicos, acompañada por la hidroenergía y hay otros, que constituyen un aporte limitado a organismos, unidades o individuos independientes, como la fuerza eólica, los digestores de biogás y la energía solar térmica.
Para todos existen argumentos, hay estudios de sus beneficios, y sobre ellos explica el ingeniero Alberto Pérez Govea, especialista energético de la Dirección Provincial de Economía y Planificación.
La lógica impone en primer lugar, los frutos de los ocho parques fotovoltaicos de la provincia vueltabajera y las seis mini hidroeléctricas funcionando, que hasta agosto propiciaron al país un ahorro equivalente a 6206 toneladas de petróleo, porque ellas inyectaron al SEN 20 786,14 mega watt/hora.
Las demás fuentes están limitadas a actividades específicas como dijimos, pero lo que es bueno, aunque sea poco, justifica el empeño del país y estimula a seguir desarrollándose.
Todas las fuentes funcionan durante el año, aunque existen los imponderables: roturas o deficiencias en los mantenimientos, que provocan paradas parciales. Por ejemplo, en los sistemas fotovoltaicos aislados (viviendas, escuelas y pequeños centros) que se utilizan para familias o pequeños colectivos, como Educación en lugares apartados, en período de receso escolar los retiran y almacenan.
Los molinos de viento, para el bombeo de agua, considerados en el inventario provincial suman 201 y de ellos, solo hay funcionando 149, porque indudablemente hay dificultades por el deterioro de las camisas metálicas de los pozos y la escasez en el mercado.
El biogás, una fuente que cuando se comprenda a plenitud por los productores porcinos podrá contribuir más al país, - no solo por la carne-, sino porque indudablemente evitaría en áreas rurales el uso del gas industrial para la cocción y hasta para la iluminación doméstica, aunque de momento no se dispone de tecnología para almacenarla.
La provincia tiene inscriptos 492 biodigestores, de los cuales trabajan 341. La mayor parte en el sector no estatal y principalmente entre los porcicultores, aunque se hacen estudios en cierne por expertos de la provincia para un aprovechamiento masivo, porque hay potencialidades en un área muy susceptible de alto desarrollo cercano.
Y, por último, – de las que se usan en Pinar del Río- la energía solar térmica utilizada en calentadores solares, quizás un poco relegada -aunque hay un programa nacional de venta al sector doméstico-, pero de hecho, de los 403 calentadores de distintos tipos en el territorio hay funcionando 362; el hándicap es la rotura de los tanques acumuladores para los cuales se dificulta la entrada de repuestos.
Las hidroeléctricas -la provincia tiene seis de alta- (hay otra paralizada) en ocasiones sufren averías, incluso algunas están envejecidas, aunque remozadas, pero se hace difícil conseguir componentes, pero, aun así, en la estadística acumulada expone hasta el octavo mes un 92 por ciento de su plan.
Los demás sistemas enfrentan las propias dificultades del bloqueo, falta de partes y piezas, pero nada impide que se trabaje, aprovechen la iniciativa de los creadores de la ANI, las BTJ, institutos o empresas en sus talleres, desde los más simples hasta los más avanzados.
Existen las estadísticas para cuantificar estos beneficios, mensualmente se controlan, pero no los vamos a agobiar con fórmulas y series numéricas, lo que se pretende es mostrar que existe otras opciones hacia el desarrollo, con iguales beneficios para la sociedad y más ahorro en el medio que nos rodea.
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